El canciller y vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, elegido por el presidente, Hugo Chávez, como su eventual sucesor, es uno de los fundadores del Movimiento V República. Alto, fornido y de amplia sonrisa, Maduro conoció a Chávez por el rol de abogada de su esposa, Cilia Flores.
De 50 años, Maduro llevaba seis años como jefe de la diplomacia venezolana cuando, a poco de ganar una nueva reelección, en octubre pasado, Chávez le sumó el cargo de vicepresidente, lo que terminaba de darle el cartel de ‘hombre fuerte‘ del oficialismo.
Colaborador histórico del mandatario, quien le tiene una gran confianza, Maduro aparece como uno de los hombres de mayor proyección del chavismo. En cadena nacional, Chávez dijo el sábado por primera vez desde que le fue diagnosticado el cáncer que si por alguna situación no pudiera retomar el mando del país petrolero sería Maduro el que quedará al frente de Venezuela.
‘Si pasa algo que me inhabilite para continuar al frente de la presidencia, Nicolás Maduro debe concluir el periodo. Si algo obligaría a convocar a elecciones presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente‘, dijo un consternado Chávez.
Caraqueño nacido en 1962, Maduro fue estudiante militante del maoísmo y chofer de ómnibus de la capital venezolana, desde donde llegó al liderazgo sindical en los 90. Conoció a Chávez mientras el ahora mandatario estaba preso en la cárcel de Yare por la fallida revuelta popular de febrero de 1992, porque su esposa, la abogada y actual procuradora del país, Cilia Flores, fue una de las encargadas de luchar por su liberación.
Fue uno de los fundadores del Movimiento V República (MVR), que luego derivó en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y resultó elegido diputado en 2000 tras haber participado en la redacción de la nueva Constitución de 1999.
Sin formación universitaria, en enero de 2006 fue designado presidente del Parlamento, pero en agosto se mudó al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde se convirtió en el ministro más duradero de la era Chávez. En la jefatura del legislativo lo sucedió justamente su esposa.
A sus 50 años, Maduro representa el sueño socialista de que un trabajador llegue al poder. Apenas con el título de bachillerato, comenzó a manejar colectivos, luego fue un destacado sindicalista, militante y por último político de primera línea en la nación caribeña.
Como hombre de máxima confianza, Maduro ha sido el único ministro que no se ha separado de Chávez las tres veces que fue operado en La Habana, e incluso ha sido el encargado de informar en algunas ocasiones de la salud del presidente cuando no ha sido éste el que ha aludido al mal que padece.
La buena sintonía entre ambos es pública y notoria. Chávez no pierde oportunidad para hacerle bromas y lo ha retado a hacer dieta y a disminuir su dosis de sandwichs. Maduro suele responder con una amplia sonrisa a los embates de Chávez, quien hasta lo felicitó por bajar ‘algunos gramos‘ tras compartir una dieta durante sus tratamientos por cáncer en Cuba.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores se convirtió en el puente de Chávez para estrechar lazos con países que Estados Unidos mira con recelo.

