Primero fue Grecia, lo siguió el miércoles España, y ayer la misma receta del ajuste para achicar el déficit fiscal tocó a la puerta de Portugal. Habrá un recorte de salarios de 5% en los sueldos de los empleados públicos de mayor jerarquía y un alza de Impuesto al Valor Agregado (IVA).

El recorte de gastos para bajar el rojo de las cuentas del estado del 9,8% a 7,3% este año fue acordada ayer en una reunión entre el primer ministro portugués y el principal líder del partido de la oposición, sumándose al intento coordinado de la zona euro para calmar los temores de los mercados a una propagación, en masa, de la crisis griega.

El plan fue aprobado luego por el gabinete portugués.

"Estas medidas son cruciales para restablecer la confianza y conseguir financiamiento para la economía", dijo el primer ministro José Sócratares en una conferencia de prensa.

De acuerdo con datos oficiales, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) se aplicará en los sueldos de hasta 2.375 euros con un 1% adicional, y los que superen ese monto con 1,5%.

Las compañías deberán pagar 2,5% de impuestos adicionales sobre todos sus beneficios, en concepto de "impuesto de crisis". Asimismo, el impuesto sobre el valor agregado (IVA) se elevará de 20 a 21%.

El ministro de Exteriores, Luis Amado, sostuvo que las medidas, que deberán ser aprobadas por el Parlamento, "son inevitables debido a la grave crisis".

Con el "Programa para la Estabilización y Crecimiento" (PEC) anunciado a principios de marzo, Portugal pretendía reducir inicialmente su déficit en 2010 hasta 8,3%, y para 2013 por debajo de 3%.

El programa contempla, entre otras cosas, una mayor carga impositiva de los ingresos superiores a los 15.000 euros anuales y también de beneficios bursátiles, así como las tasas de autopistas.

Además, mediante la privatización de empresas estatales se pretende además obtener ingresos adicionales por 6.000 millones de euros.

Al igual que las duras medidas anunciadas el miércoles por España, los ajustes son el precio a pagar a cambio de la protección de la red de seguridad de 750.000 millones de euros anunciada el lunes por los ministros de Finanzas de la Unión Europea.

En España, los sindicatos no hicieron esperar su reacción y las dos mayores centrales obreras dijeron que convocarían a una huelga del sector público en rechazo a las medidas, entre ellas un recorte del 5% en los salarios de los empleados estatales.

La canciller alemana, Angela Merkel, cuyos votantes se oponen a cargar con la mayor parte del potencial rescate para estabilizar la moneda única, llamó el jueves una mayor coordinación dentro de la Unión Europea.

"La crisis del futuro del euro no es cualquier crisis, es la prueba más fuerte que Europa ha enfrentado desde 1990, si no en los 53 años desde los tratados de Roma", señaló en un discurso.

Las acciones mundiales subieron cerca de un 6% desde que se anunció el paquete de rescate.

El índice paneuropeo FTSEurofirst 300 subió más de un 8% esta semana, recuperando las pérdidas sufridas durante la peor parte de la crisis, pero el oro, un refugio seguro en momentos de incertidumbre, seguía cerca de máximos históricos, y el euro caía frente al dólar.

Los mercados temen que las medidas de austeridad tengan como consecuencia un crecimiento económico menor en Europa.

"Será un camino largo, desafiante y con altibajos para poder estabilizar las finanzas de muchos países dentro de la zona euro, pero es absolutamente necesario que den esos primeros pasos", dijo Henk Potts, estratega de Barclays Wealth.