El Vaticano salió a replicar ayer las acusaciones de algunos sectores de la Argentina contra el Papa Francisco por su actuación con la última dictadura militar y calificó esas denuncias como parte de una campaña ‘difamatoria de una ‘izquierda anticlerical para atacar a la Iglesia’. Además negó terminantemente que ‘no hay motivos para arrojar sombras’ sobre la figura del Pontífice.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo a periodistas que las acusaciones ‘deben ser negadas clara y
firmemente‘ y añadió que éstas ‘revelan a elementos anticlericales del ala izquierdista que acostumbran atacar a la
Iglesia‘.
Lombardi agregó que el argentino Jorge Mario Bergoglio, ungido papa dos días atrás, “hizo mucho para proteger a las personas durante la dictadura” y una vez nombrado arzobispo de Buenos Aires “promovió el pedido de perdón por parte de la Iglesia por no haber hecho bastante” durante el período represivo.
Por decisión propia y antes de que se le preguntara nada, Lombardi respondió así a las informaciones aparecidas en la prensa respecto al papel de Bergoglio durante las reiteradas violaciones de los derechos humanos por parte de la dictadura y más concretamente, al secuestro de los curas jesuitas Francisco Jalics y Orlando Yorio, de su misma orden religiosa.
Lo primero que explicó Lombardi fue que las denuncias se refieren a hechos “muy antiguos, no probados, y con una fuerte carga ideológica”.
Además, remarcó que el Vaticano conoció las recientes declaraciones del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quien dijo que Bergoglio “no fue cómplice de la dictadura”.
Asimismo, el vocero vaticano sostuvo que uno de los dos sacerdotes a los que se refiere la denuncia, Jalics, de origen húngaro-alemán, dijo ayer desde Alemania donde vive en un monasterio- que muchos años después de los hechos celebró una misa junto con Bergoglio en Buenos Aires como signo de reconciliación, por lo que considera que el asunto está cerrado.
El otro de los sacerdotes falleció hace más de diez años.
A continuación, Lombardi leyó una declaración para dejar clara la postura del Vaticano: “La campaña contra Bergoglio es conocida y se refiere a hechos de hace muchos años. Fue promovida por un publicación caracterizada por su cariz calumnioso y difamatorio”.
“La acusación se refiere al tiempo en el que Begoglio no era todavía obispo sino provincial de Argentina y a dos sacerdotes jesuitas secuestrados y que él no habría protegido y defendido suficientemente”, según la acusación.
“No hubo una acusación concreta y creíble en su contra. La justicia argentina lo interrogó una vez pero sólo como conocedora de los hechos, pero nunca fue imputado por nada, y él negó con forma documentada todas las acusaciones”, completó.

