El papa Francisco llegó ayer a Edmontón, en Canadá, donde fue recibido con los tambores y cantos
tradicionales por los representantes de los pueblos indígenas y a quienes pedirá perdón en este viaje por las responsabilidades de la Iglesia católica en los abusos a los que fueron sometidos en las
escuelas donde fueron internados para los llamados procesos de asimilación.
Tras un vuelo de más de diez horas y debido a la diferencia horaria, los organizadores del viaje prefirieron que el papa descansase el resto de la jornada en el seminario de esta ciudad de la provincia canadiense de Alberta para afrontar mejor el resto de la agenda que comenzará hoy, lunes.
Debido a sus problemas de rodilla, el papa bajó el avión en un ascensor y no por las escalerillas y en silla de ruedas se dirigió a uno de los hangares del aeropuerto donde le esperaban la gobernadora
general de Canadá, Mary Simón, la primera indígena en ocupar este cargo y el primer ministro, Justin Trudeau.
El papa fue recibido por un grupo de tambores de seis personas y cantantes de la Alexis Nation que interpretaron sus cantos tradicionales y después en un gran silencio con Simon, Trudeu y el papa sentados se produjo el intercambio de saludos de las delegaciones.
Un cambio en el protocolo habitual que parece que se repetirá en los próximos días para evitar que el papa pase demasiado tiempo de pie. "Mejor que ayer, pero peor que mañana", bromeó Francisco sobre cómo se encontraba de su dolor de rodilla.