El papa Francisco volvió ayer a aprovechar su mensaje de Navidad para recordar la violencia que se vive en el mundo, como los recientes atentados de París y Beirut, y a las personas que sufren, como los niños soldado o los refugiados, y pedir esfuerzos a la comunidad internacional y a los políticos.
Asomado al balcón de la Logia central de la basílica vaticana de San Pedro para la tradicional bendición ‘Urbi et Orbi‘ (A la ciudad y al
mundo), Francisco, como en la pasadas Navidades, no quiso olvidar que de nuevo otro año el mundo ha estado dominado por la violencia.
‘Donde nace Dios, nace la esperanza. Donde nace Dios, nace la paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para el odio ni para la guerra‘, afirmó.
