El papa Francisco hizo hoy un nuevo llamado a favor de la recepción de migrantes que huyen de la guerra o la pobreza, en una misa al aire libre en Budapest, en su último día de su visita a Hungría, y después, en su viaje de regreso, a El Vaticano, ofreció a la Iglesia para mediar en el regreso de niños ucranianos a su país y reveló la existencia de “una misión” en marcha para buscar la paz en el conflicto Ucrania-Rusia.
"Por favor, ¡abramos las puertas!", urgió el Papa, un conocido partidario de la acogida de refugiados, ante un público multitudinario y en presencia del primer ministro húngaro, el nacionalista Viktor Orban, quien defiende una línea restrictiva de la inmigración.
Desde el inicio de su pontificado, en 2013, Francisco pidió solidaridad con los cientos de miles de inmigrantes indocumentados que se lanzan al Mediterráneo en embarcaciones precarias para intentar llegar a Europa, muchos de los cuales mueren en el intento.
La situación llegó a su peor punto en 2015, cuando más de 1 millón de migrantes llegó a los países de la Unión Europea (UE). Italia, que está rodeada de mar y dentro de la cual se ubica el Vaticano, es de los países que más inmigrantes recibe.
Hungría es un país de paso para muchos migrantes que llegan a las costas de Grecia, que es parte de la UE, por mar desde Turquía y luego se desplazan hacia países del norte de Europa, como Alemania.
"Es triste y hace daño ver puertas cerradas: las puertas cerradas de nuestro egoísmo hacia quien camina con nosotros cada día (…), las puertas cerradas de nuestra indiferencia ante quien está sumido en el sufrimiento y la pobreza", dijo el Papa en la misa.
Francisco llegó a bordo de su "papamóvil" a la céntrica plaza Kossuth Lajos de la capital húngara.
Desde las primeras horas de la mañana, los fieles comenzaron a afluir, bajo un sol primaveral, a la plaza, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
Había unas 50.000 personas, informó el servicio de prensa del Vaticano.
Francisco mantuvo a lo largo de su visita en Hungría un discurso crítico con la política de Orban, quien es cristiano protestante y justifica su oposición a la acogida de migrantes o refugiados por la defensa de la "civilización cristiana".
Ayer, en el segundo de sus tres días en Hungría, el pontífice argentino había pedido "erradicar los males de la indiferencia" durante un encuentro con refugiados, en su mayoría ucranianos.
La guerra en Ucrania, limítrofe con Hungría, fue uno de los temas centrales de esta segunda visita papal en menos de dos años a este país de Europa Central.
En una enésima llamada por parte del Papa a buscar la paz en Ucrania, denunció el auge de los nacionalismos y pidió "recuperar el alma europea" ante el "infantilismo belicoso".
Desde el inicio del conflicto, el 24 de febrero 2022, más de dos millones de ucranianos transitaron por suelo húngaro, aunque solo 35.000 solicitaron el estatus de "protección temporal" implementado por la Unión Europea (UE), según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Orban es afín a Rusia.
En un encuentro que no estaba anunciado en el programa de su visita, el Papa se reunió ayer por la tarde con el alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, un firme opositor a Orban.
También lo hizo con el metropolita Hilarión, el exresponsable de las relaciones exteriores de la Iglesia ortodoxa al que despidieron por sus reticencias respecto a la invasión rusa de Ucrania.
Después en el vuelo de regreso a El Vaticano, Francisco propuso que la Iglesia sea mediadora para que niños ucranianos llevados a la fuerza a Rusia puedan retornar a su país.
“La Santa Sede ha actuado como intermediaria en algunas situaciones de intercambio de prisioneros, y a través de la embajada fue bien… Creo que esto también puede ir bien. Es importante, la Santa Sede está dispuesta a hacerlo porque es justo, es una cosa justa y hay que ayudar. Es un problema de humanidad antes que un problema de un botín de guerra o de una transferencia de guerra”, afirmó.
Insistió en que “todos los gestos humanos ayudan”, por lo que se debe hacer “todo lo humanamente posible” por los niños.
Volvió luego a la cuestión de los migrantes, al advertir que “la paz se hace siempre abriendo canales, y nunca se puede hacer la paz cerrándose”, por lo que instó a la dirigencia a “abrir relaciones, canales de amistad”, aunque aceptó que “no es fácil”.
Evaluó que el tema migrantes “es un problema que Europa debe tomar en sus manos, porque hay cinco países que son los que más sufren (Chipre, Grecia, Malta, Italia, España), porque son mediterráneos y la mayoría desembarca allí”.
“Y si Europa no se hace cargo de esto, de un reparto justo de los inmigrantes, el problema sólo será de estos países. Creo que Europa debe hacer sentir a la gente que es la Unión Europea incluso frente a esto”, remarcó.
Y vinculó la problemática con la baja de la tasa de natalidad que atraviesa el continente.
“Hay países como Italia y España que no tienen … hijos. El año pasado hablé de esto en una reunión de familias y últimamente he visto que el gobierno y otros gobiernos también hablan de ello. La media de edad en Italia es de 46 años, en España es más alta todavía y hay pequeños pueblos desiertos”, alertó.
Consideró por eso que “un programa de migración, pero bien llevado con el modelo que algunos países han tenido con la migración -pienso por ejemplo en Suecia en la época de las dictaduras latinoamericanas- puede ayudar también a estos países que tienen una baja natalidad”.
Y reveló que habló en Hungría con líderes religiosos de la chance de buscar un mecanismos que ponga fin a la guerra entre Ucrania y Rusia, “porque a todos nos interesa el camino de la paz”.
“Yo estoy dispuesto. Estoy dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer. Además, ahora hay una misión en marcha, pero aún no es pública. Vamos a ver cómo… Cuando sea pública la diré”, señaló.
Un mes después de su hospitalización por una bronquitis, Francisco tenía buen aspecto.
El argentino es el segundo pontífice que visita Hungría, después de Juan Pablo II en 1991 y 1996.
A pesar de su avanzada edad y a los dolores en una rodilla que le obligan a desplazarse con un bastón o en silla de ruedas, tiene previsto visitas a Portugal en agosto y a Marsella, Francia, en septiembre, además de Mongolia.