Una operación de guerra puso fin ayer a la rebelión de los narcotraficantes en Río de Janeiro y los expulsó, casi que sin encontrar resistencia, de las favelas del Complexo do Alemao, un territorio que durante décadas estuvo dominado por el crimen organizado.
La operación, con blindados y helicópteros, comenzó sobre las 08.00 hora local y menos de dos horas después el comandante de la Policía Militar de Río de Janeiro, coronel Mario Sergio Duarte, ya daba un primer parte de victoria.
"Vencimos. Trajimos la libertad a la población del Alemao", dijo a periodistas el jefe policial, quien señaló que a pesar de algunos tiroteos, los 2.600 policías y militares que participan en la operación no encontraron "la resistencia" que esperan y seguirán en el lugar.
La campaña contra los narcotraficantes escondidos en el Complexo do Alemao comenzó el pasado jueves, después de que decenas de delincuentes armados con fusiles huyeran hacia esa barrida luego de ser expulsados de la vecina favela Vila Cruzeiro por escuadrones policiales.
Blindados de la Armada del tipo Mowag Piranha y tanques Urutú del Ejército fueron los encargados de abrir ayer el camino a los policías y militares que, vestidos y armados para el combate, se tomaron el complejo de quince favelas sin que los delincuentes, miembros del "Comando Vermelho" (Comando Rojo), hayan opuesto la resistencia que se esperaba.
En uno de los pocos tiroteos murió un hombre que abrió fuego contra los policías con un fusil, lo que aumenta a 36 el número de víctimas fatales de las operaciones policiales en Río, como respuesta a la violencia de los narcotraficantes que en la última semana incendiaron más de un centenar de vehículos.
Tras la toma del Complexo do Alemao, los policías y soldados, apoyados también por helicópteros artillados, se lanzaron al registro casa por casa de la favela, en busca de los delincuentes y de las armas y drogas que abandonaron en su huida.

