El Gobierno de EEUU sancionó ayer a 700 individuos, empresas y entidades de Irán, principalmente de sus sectores energético y financiero. Pero anunció que ocho países (China, India, Italia, Grecia, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Turquía) estarán exentos de esas restricciones.
Esas ocho naciones son las mayores importadoras de crudo iraní con Nueva Delhi y Pekín a la cabeza, por lo que el efecto de las nuevas sanciones en el sector petrolero será limitado.
En una rueda de prensa, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, explicó que esas exenciones, que durarán seis meses, se concedieron bajo "circunstancias especiales" y buscan "garantizar un mercado petrolero bien abastecido", aunque Washington aspira a reducir a "cero" los ingresos que Irán obtiene del petróleo.
Pompeo insistió en que su Gobierno continuará con su "campaña de presión económica sin precedentes" para forzar a Irán a acabar con sus "actividades malignas" en Oriente Medio, y obligarle a negociar un pacto que no se limite al programa nuclear y englobe su respaldo a grupos como la organización chií libanesa Hizbulá. "El régimen iraní tiene opciones: puede hacer un giro de 180 grados en su curso de acción ilegal o puede ver cómo se desmorona su economía", advirtió Pompeo. El Ejecutivo estadounidense volvió a imponer sobre Irán las sanciones que había levantado tras la firma del acuerdo nuclear suscrito en julio de 2015.