El placer de dos tazas de chocolate caliente por día puede ayudar a que las personas de edad avanzada mantengan saludables sus cerebros y agudas sus destrezas mentales, según un reciente estudio que publicó la revista Neurology.
En el estudio, que fue dirigido por la neuróloga Faranez Sorond, de la Escuela de Medicina Harvard en Boston (EEUU), participaron sesenta personas con una edad promedio de 73 años y que no mostraban indicios de demencia senil.
Los participantes disfrutaron del experimento que consistió en tomar dos tazas de cacao caliente por día durante treinta días, y no consumieron alguna otra forma de chocolate durante el estudio. Al concluir la investigación se observaron mejoras en participantes que mostraban un flujo sanguíneo disminuido al comienzo del estudio.
Diversas investigaciones coinciden en que una taza de cacao soluble es la bebida que contiene mayor concentración de antioxidantes, componentes naturales que ayudan a prevenir el envejecimiento y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Si se calienta, mejor
Aunque el cacao soluble puede consumirse caliente o frío, investigadores de la Cornell University de Nueva York han concluido que al tomarlo caliente se potencia su poder antioxidante. En cuanto a su beneficios, comprobaron que aunque el cacao se encuentra en el chocolate que comúnmente se adquiere en kioscos, la mejor forma de aprovechar sus propiedades saludables es tomándolo en forma soluble, es decir, en polvo, y disuelto en leche o agua.
Es que el chocolate procesado que suele adquirirse en kioscos tiene una elevada cantidad de grasas saturadas, más azúcares, mantecas y poco contenido de cacao, que es el elemento más beneficioso. Por ejemplo, una tableta de 40 gramos posee cerca de 8 gramos de grasas saturadas. En cambio el cacao en polvo que se usa para una taza de infusión caliente sólo contiene 0,3 gramos.
Memoria
En cuanto a la reciente investigación de la neuróloga Faranez Sorond, se utilizó cacao de la empresa Mars, que se especializa en chocolates.
Los investigadores sometieron al grupo de personas con edad avanzada a pruebas de memoria y destreza mental, y los participantes tuvieron exámenes de ultrasonido que midieron el volumen de sangre que fluía al cerebro durante las pruebas.
‘Dado que las diferentes áreas del cerebro necesitan más energía para completar sus tareas también necesitan un flujo mayor de sangre‘, explicó Sorond. ‘Esta relación, llamada acoplamiento neurovascular, podría desempeñar un papel importante en enfermedades como la de Alzheimer‘.
Los participantes que mostraban un flujo sanguíneo disminuido al comienzo del estudio tuvieron una mejoría del 8,3 por ciento en el flujo de sangre a las áreas de trabajo en el cerebro al término de la investigación. También mejoraron sus tiempos en una prueba de memoria funcional, con puntajes que bajaron de 167 segundos al comienzo del estudio a 116 segundos al final.

