Por primera vez, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que su rival y presidente electo del país, Joe Biden, ganó las elecciones del pasado 3 de noviembre, pero insistió con que los comicios fueron fraudulentos, continuando así en la denuncia que lleva manteniendo desde hace meses sobre irregularidades en la votación, y que hasta el momento no ha demostrado.
“Él ganó (por Biden) porque las elecciones estaban amañadas. NO HABÍA SUPERVISORES NI OBSERVADORES”, escribió en su cuenta de Twitter este domingo, en un mensaje en el que acusó a la compañía Dominion, “propiedad de la izquierda radical”, de suministrar “engañosos” equipos de recuento de votos con la complicidad de “los falsos y mudos medios de comunicación”.
“Todos los ‘errores’ mecánicos ocurridos en la Noche Electoral eran, en realidad, demócratas a los que atraparon mientras intentaban robar votos. Pero aquellos a quienes no atraparon tuvieron mucho éxito. Las elecciones por correo son un chiste enfermo”, agregó.
Aún así, las dos primeras palabras de su tuit (“He won”, “Él ganó”) llamaron la atención porque es la primera ocasión que las pronuncia después del anuncio de resultados.
Sin embargo, tras la gran repercusión de sus dichos, el mandatario dijo en un tuit posterior que no concedió "nada” y que Biden “solo ganó a los ojos de los MEDIOS MENTIROSOS”.
“¡No concedo NADA! Tenemos un largo camino por recorrer. ¡Fue una ELECCIÓN AMAÑADA!”, dijo.
El viernes, Trump también se había referido —aunque a medias— a la victoria de su adversario demócrata al dejar entender, antes de retractarse, que él ya no estaría más al frente de la gestión de la crisis del coronavirus después del 20 de enero, día de la toma de posesión presidencial.
Los resultados de todos los estados ya fueron anunciados por las grandes cadenas de televisión del país. Biden consiguió 306 votos electorales, contra los 232 del presidente: justo las mismas cifras, pero a la inversa, que en la victoria del magnate republicano -calificada entonces por él como un “maremoto”- frente a Hillary Clinton en 2016.
Y varias autoridades electorales locales y nacionales, entre ellas la agencia de ciberseguridad y de la seguridad de las infraestructuras (CISA), que depende del ministerio de la Seguridad Interior, han rebatido frontalmente las acusaciones de irregularidades vertidas por el presidente.
“La elección del 3 de noviembre fue la más segura de la historia de Estados Unidos”, afirmaron en un comunicado conjunto. “No existe ninguna prueba de un sistema de voto que se haya borrado, perdido o cambiado papeletas, o que haya sido pirateado de ninguna forma”.