La suspendida presidenta brasileña Dilma Rousseff afirmó el jueves que luchará para demostrar su inocencia, después de que el Senado votó a favor de someterla a un juicio político por violar las leyes presupuestarias, decisión histórica alimentada por una profunda recesión y un gran escándalo de corrupción.

En un dramático cambio de guardia que representó el giro político en Brasil, Rousseff, una izquierdista que lleva en el cargo desde 2011, abandonó el Palacio Presidencial de Planalto, en Brasilia, horas después de la votación.

El vicepresidente centrista, Michel Temer, asumió el cargo de presidente interino mientras dure el proceso en el Senado, que podría prolongarse durante seis meses.

Temer, un constitucionalista de 75 años que lleva décadas en el Congreso de Brasil y tuvo un amargo desencuentro con Rousseff el año pasado, se enfrenta ahora al desafío de rescatar a la novena economía mundial de su peor recesión desde la Gran Depresión y reducir el hinchado gasto público.

El presidente interino nombró rápidamente como ministro de Hacienda al expresidente del Banco Central de Brasil Henrique Meirelles, dentro de un gabinete reducido, con el mandato de reformar el costoso sistema de pensiones.

En un desafiante discurso antes de irse, Rousseff reiteró lo que ha mantenido desde que comenzó en diciembre el proceso para someterla a juicio político en la Cámara baja, calificando la iniciativa como ‘fraudulenta‘ y un ‘golpe‘.

‘He cometido errores, pero no he cometido ningún crimen‘, afirmó. El mentor de Rousseff, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, enfrentado ahora a cargos por corrupción, permaneció detrás de ella, contemplando abatido el fin abrupto a 13 años de mandato de su Partido de los Trabajadores (PT).

Rousseff, de 69 años, estuvo flanqueada por decenas de ministros salientes. Aunque muchos lloraron, ella se mantuvo impasible.

Poco después, se dirigió a los cientos de seguidores que la esperaban fuera, vestidos muchos ellos con el tradicional rojo del PT y gritando ¡Fuera Temer!‘.

‘Es una hora trágica para el país‘, aseguró Rousseff, quien calificó su suspensión como un intento de los conservadores de acabar con los avances sociales y económicos del PT.

La formación surgió del movimiento laboral de Brasil y en los emocionantes años de la presidencia de Lula a partir de 2003 ayudó a sacar a millones de personas de la pobreza antes de caer en la recesión y los escándalos, con muchos de sus líderes implicados en investigaciones por corrupción y la misma Rousseff cada vez más impopular.

El Senado deliberó durante 20 horas antes de votar en la mañana del jueves por 55-22 en favor de enjuiciar a Rousseff por cargos de que maquilló el tamaño del déficit presupuestario para que la economía pareciera más saludable antes de su reelección en 2014.

Pese a su promesa de batallar, es improbable que Dilma sea absuelta en el juicio. La amplitud de su derrota mostró que la oposición ya tiene el apoyo que necesita para alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para condenarla y apartarla del cargo de forma definitiva. En ese caso, Temer completaría el mandato de Rousseff que vence el 31 de diciembre de 2018.

Retos económicos

Asesores de Temer afirmaron que el gobierno entrante anunciará pronto una serie de medidas de austeridad para ayudar a reducir el gigantesco déficit presupuestario.

Tras la votación en el Senado, se lanzaron fuegos artificiales en varias ciudades. La policía se enfrentó brevemente con manifestantes pro Rousseff en Brasilia en la noche del miércoles, pero el país estaba calmado ayer.

Temer debe estabilizar la economía y restaurar la calma en momentos en que los ciudadanos, cada vez más polarizados, cuestionan si las instituciones pueden cumplir con sus promesas.

Además del gran déficit, equivalente a más del 10 por ciento de la producción económica anual, Brasil sufre por el creciente desempleo, el desplome de la inversión y la contracción económica proyectada de más de 3 por ciento este año. Pero estos cambios, incluyendo una reforma a las leyes de pensiones, tributarias, laborales y una iniciativa que unifique a los fragmentados partidos en el Congreso, podrían ser difíciles de aplicar en momentos de turbulencias.

En un comunicado el jueves, Moody’s Investors Service señaló que es probable que la prolongada tensión política complique la puesta en marcha de reformas.