Dilma Rousseff, que el domingo pasado resultó electa presidenta de Brasil, tendrá que apretar el cinturón de un Gobierno cuyas finanzas se deterioraron este año electoral, pero al mismo tiempo deberá evitar ahogar el crecimiento económico que
sacó a millones de personas de la pobreza.
La ex jefa de Gabinete del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el domingo con un 56 por ciento de los votos válidos, en gran medida gracias a los éxitos económicos de su antecesor y mentor político.
Pero el fracaso de Lula a la hora de recortar el gasto ineficiente podría restar fondos al Gobierno necesarios para inversiones clave en infraestructura, mientras que los continuos desembolsos en préstamos a tasas subsidiadas a través
de bancos estatales podrían impulsar la inflación.
Rousseff ha dicho que mantendrá bajo control el gasto del Gobierno, pero descartó recortes presupuestarios. El domingo, durante sus primeras declaraciones como presidenta electa, la ex jefa de Gabinete de Lula fue rápida en reiterar su compromiso con un gasto fiscal prudente.
Los mercados financieros reaccionaron positivamente a su discurso de victoria en que juró reducir el gasto del Gobierno, al tiempo que mantendrá las políticas de bienestar de su predecesor, que sacaron a millones de la pobreza.
A pesar de haber registrado una votación menor que la obtenida por Inácio Lula da Silva en las elecciones de 2002 y 2006, la electa presidenta Dilma Rousseff contará con un parlamento cómodamente favorable, algo que su mentor no logró en ocho años de gobierno.
Las proporciones abrumadoras en ambas cámaras, un 60 por ciento en Diputados y un 70 por ciento en Senadores, le permitirán a Rousseff garantizar la aprobación de sus proyectos y hasta impulsar una reforma constitucional.
En tanto, se supo que la electa presidente de Brasil visitaría la Argentina el mes próximo para participar de la Cumbre Iberoamericana junto con su jefe político y actual mandatario, Luiz Inácio Lula Da Silva. La vigésima reunión que reúne a las naciones de América Latina, España y Portugal se realizará 3 y 4 de diciembre en Mar del Plata y será encabezada en condición de anfitriona por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
