En homenaje a tantos muertos por la violencia y el narcotráfico, en México se han bordado muchos pañuelos con hilo color sangre, que hoy se expondrán en la capital mexicana para despedir al presidente Felipe Calderón, en la mira por la herencia fatal que deja su poco exitosa ‘guerra anti-narco’.

Calderón deja hoy la presidencia sin haber ganado la guerra contra el narcotráfico y con más de 60.000 muertos en sus seis años de gobierno. Para 40 por ciento de los mexicanos esa es la principal herencia que deja Calderón.

A modo de simbólica despedida, hoy serán expuestos muchos pañuelos blancos, bordados con nombres e historias de miles de muertos y desaparecidos en México como consecuencia la guerra anti-narco que emprendió Calderón desde el comienzo de su mandato.

‘Bordar es un acto reflexivo que hace que cada vez que repasas el nombre que estás bordando, el caso que estás bordando, lo haces tuyo y te identificas‘, contó a la agencia de noticias Efe Rosa Borrás, miembro del colectivo ‘Bordando por la Paz‘ de la ciudad de Puebla (México).

Surgido el pasado año en la capital mexicana, este movimiento ha crecido hasta el punto de que ya han recopilado centenares de pañuelos que cuentan las historias de esas víctimas que llenan periódicos un día, y al otro ya nadie las recuerda.

Los pañuelos tienen cuatro o cinco frases cortas que describen quién, cómo y dónde murió. ‘Nuestra intención es darle voz y visibilidad a cada una de las víctimas. Es una persona que falleció, que deja familia‘, explicó. Hoy, más de 2.000 pañuelos se expondrán juntos por primera vez en el Parque de la Alameda de la capital mexicana el día en que Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional, entrega el poder a Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional.

‘Queremos hacer una manifestación pacífica, ciudadana, apartidista, para despedir a Calderón con la estela de muertos que nos deja y hacerle saber a Peña que no vamos a tolerar seis años más de lo mismo‘, dijo Borrás.

La ola de violencia que azota a México se ha cobrado la vida de más de 60.000 personas desde diciembre de 2006, cuando Calderón llegó al poder y lanzó un combate frontal al narcotráfico con la participación de miles de militares.

Aunque la iniciativa de bordar surgió como algo íntimo, pronto se expandió y en agosto de 2011 se celebró el primer bordado colectivo. Desde entonces, una vez por semana decenas de personas se reúnen en plazas públicas de varios estados para bordar los pañuelos con los sucesos que aparecen en las noticias.

‘Sabemos que el acto de bordar no va a cambiar las políticas del Gobierno, pero sí ha facilitado vínculos entre ciudadanos‘, contó Borrás. Señaló que entre las personas que se reúnen a bordar hay familiares de víctimas o desaparecidos, pero sobre todo mucha gente que se solidariza con la causa. ‘No podemos no hacer nada precisamente porque no sea mi caso‘ dijo Elia Olea, otra integrante del movimiento.

Fue una de las fundadoras de esta iniciativa que pronto se extendió a otros estados como Jalisco, Morelos, Puebla o Nuevo León. El movimiento se ha llegado a reproducir incluso en otros países como Chile o Argentina, que también bordan las historias de México.