La policía francesa desmanteló ayer uno de los mayores campamentos de inmigrantes indocumentados del país, conocido como la "jungla de Calais" por las condiciones del lugar, y detuvo a 276 de sus ocupantes, 135 de ellos menores.

Los agentes necesitaron unas dos horas para vaciar este campamento situado a

las afueras del puerto de Calais (noroeste del país) y habitado, en su mayoría, por jóvenes afganos que intentaban cruzar clandestinamente al Reino Unido.

Una vez desalojado el campamento, se ha procedido a la segunda fase de la operación: el desmantelamiento de las instalaciones y la limpieza de la zona en la que llegaron a vivir unos 1.000 inmigrantes en situación irregular, principalmente afganos, pero también iraníes, somalís, sudaneses o nigerianos.

El campamento de Calais estaba situado en el norte de la ciudad, en una zona industrial cubierta de maleza, entre una carretera y un centro de distribución eléctrica.