Un petrolero operado por la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) se acercó el martes a una instalación de almacenaje flotante de crudo, donde se espera que reciba en el mar una transferencia del producto en medio de preocupaciones ambientales, mostraron los datos de Refinitiv Eikon.
Grupos ambientalistas expresaron esta semana su preocupación por un posible derrame de los 1,3 millones de barriles de crudo a bordo de la instalación petrolera “Nabarima”, parte de la empresa conjunta Petrosucre, entre PDVSA y la italiana Eni SpA, después de que las imágenes mostraran el barco inclinado de un lado.
El buque petrolero se inclinó hacia un costado frente a una costa remota de Venezuela y desató renovados llamados internacionales para que se impida un derrame colosal de proporciones históricas.
Después de años de abandono, el FSO Nabarima, un monstruo oxidado de la petrolera venezolana Pdvsa que transporta más de un millón de barriles de crudo pesado, se encuentra en un peligroso estado de deterioro. A pesar de que se desconoce la magnitud de los daños, si no es reparado pronto podría hundirse y desencadenar un desastre ambiental gigantesco, contaminando las aguas azul turquesa a lo largo de las costas venezolanas y de varias naciones vecinas del Caribe, aseguran expertos marítimos y críticos del régimen de Caracas.
Pdvsa ahora planea descargar parte del crudo a bordo a través de una transferencia de barco a barco (STS, por su sigla en inglés) que involucra al Icaro, un barco Aframax de su flota, dijo el lunes a Reuters una persona familiarizada con el asunto.
Los datos de Eikon de Refinitiv mostraron que el Icaro se acercó al Nabarima a las 14:37 hora local (1837 GMT).
También se esperaba que la barcaza con bandera venezolana, Inmaculada, participara en la operación STS, que conlleva sus propios riesgos, según una persona familiarizada con el asunto y un documento visto por Reuters.
Para agudizar las preocupaciones, el régimen chavista no realizó declaraciones sobre sus planes con respecto al navío. Y solo envió barcos para inspeccionar el área.
La situación que sufre el buque Nabarima no es nueva, pero el riesgo de que zozobre en modo inminente ha hecho levantar todas las alarmas. Fotos recientes de la embarcación muestran cómo, día a día, va sumergiéndose un poco más.
Trabajadores petroleros opuestos al régimen, como Eudis Girot, director de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela, iniciaron una campaña para que el dictador Nicolás Maduro preste atención a la situación. “Invito al presidente de la República a que se monte en un helicóptero, que vaya hasta el Nabarima, que haga él mismo una inspección”, dijo Girot en un video publicado en internet hace unos días. También publicó tres fotografías de lo que asegura es la sala de máquinas del buque inundada. “Yo quisiera estar equivocado, por Dios”, afirmó.
El Nabarima, de bandera venezolana, es un navío de 264 metros de eslora (largo) que se cree está lleno casi a su capacidad máxima con 1,4 millones de barriles de crudo, una cantidad casi cinco veces mayor a la que derramó el Exxon Valdez en 1989.
El buque se utilizaba como plataforma estacionaria anclada en el Golfo de Paria con el objetivo de ayudar a la exportación de petróleo venezolano, pero quedó inactivo tras el reciente desplome en la demanda de energía a nivel mundial a causa de la pandemia y de las sanciones de la Casa Blanca contra el régimen de Maduro, las cuales han ahuyentado a posibles compradores del crudo pesado que produce Venezuela.
Los críticos de la deteriorada petrolera estatal señalan que el buque de doble casco -construido en 2005 por la surcoreana Samsung para ConocoPhillips- es sólo un ejemplo de la corrupción y malas gestiones del chavismo que han llevado a la quiebra a la industria petrolera, que por décadas brindó prosperidad al país.
“Ese barco no estaría en este estado de no ser por la negligencia y la estupidez”, dijo Russ Dalle, director de Caracas Capital Markets, una compañía que monitorea de cerca a la industria marítima de Venezuela. Un ejecutivo de la industria, que habló con la agencia periodística The Associated Press (AP) con reserva de anonimato por temor a represalias, dijo que la falta de mantenimiento dañó válvulas en el sistema de lastre utilizado para estabilizar al barco.
Actualmente, el buque presenta una peligrosa inclinación de más de 5 grados hacia su costado derecho, señaló el ejecutivo. Datos de rastreo marítimo indican que también se ha hundido unos 14,5 metros, justo hasta la línea de flotación, un indicio de exceso de peso.
Un posible derrame en el mar poco profundo que Venezuela comparte con Trinidad y Tobago podría dañar los frágiles manglares, al igual que santuarios marinos y de aves. La situación ha causado alarma en Trinidad y las cercanas islas holandesas de Aruba, Bonaire y Curacao.
Esta sería la segunda emergencia marítima reciente para Venezuela luego de un derrame en la refinería El Palito, producido en agosto pasado, que cubrió de crudo un tramo de 15 kilómetros de playas prístinas en el Caribe, a unas cuantas horas de distancia de la capital Caracas.