Las bolsas internacionales acusaron ayer un fuerte impacto, que hizo recordar los días de incertidumbre de la crisis financiera internacional, con el anuncio de cesación de pagos por parte de la mayor empresa estatal de Dubai, el pequeño país de los Emirato Arabes Unidos considerado la joya de la corona.

La ciudad-estado de Dubai, sobre el Golfo Pérsico, anunció ayer una moratoria unilateral de seis meses sobre la deuda de Dubai World, un conglomerado de negocios inmobiliarios y puertos y, a su vez, su corporación más grande.

La deuda total de Dubai World asciende a casi 60.000 millones de dólares, sobre un total de 80.000 millones de la misma divisa que debe la ciudad-estado de Dubai.

Gracias a proyectos espectaculares de la Dubai World -los edificios más caros y extravagantes del planata-, Dubai, uno de los siete integrantes de los Emiratos Arabes Unidos (EAU), consiguió convertirse en un tiempo récord en el más importante núcleo inmobiliario y financiero del mundo árabe.

Las islas artificiales en forma de palmera y el rascacielos más alto del mundo consiguieron atraer la atención de los inversores y provocar la envidia de los países vecinos.

Sin embargo la fiesta se ha terminado. Durante los meses que siguieron al comienzo de la crisis financiera, los dirigentes del emirato se esforzaron para evitar que las noticias negativas trascendiesen a la opinión pública.

Ahora han reconocido ante sus acreedores que las empresas estatales tienen el agua al cuello.

Los mandatarios de Dubai pidieron a los prestamistas del conglomerado inmobiliario Dubai World que aplacen hasta dentro de seis meses el cobro de las deudas.

El emirato volvió además a recurrir a su vecino Abu Dhabi en busca de fondos, lo que provocó que las agencias de calificación de riesgos -conocidas como agencias de rating- rebajaran la categoría de varias empresas estatales.

Abu Dhabi, que gracias a sus reservas de petróleo no depende tanto de los ingresos de otros sectores, se ha convertido en el prestamista de facto de Dubai.

Y es que, a pesar de que ambos Emiratos compiten desde hace años por construir el mayor hotel de lujo o la mejor compañía de vuelos, nadie cree que el jeque de Abu Dhabi y presidente de los EAU, Jalifa bin bin Zayed al Nahyan, esté dispuesto a permitir que Dubai se declare en bancarrota.

Sin embargo algunos expertos temen que la economía de Dubai no se recuperará tan rápido como pronostican los analistas locales.

Creen que de momento no se podrá frenar la espiral descendente después de que las informaciones sobre deudas y proyectos cancelados hayan dañado la imagen de la lujosa metrópolis árabe.

Este temor también alcanza a los directivos de Dubai, por eso desde la central de Dubai World no se hacen comentarios al respecto. Mientras tanto su filial Nakheel, que en plena crisis sólo consigue vender los inmuebles de lujo haciendo grandes descuentos, intenta recuperar la confianza de sus socios a través de conversaciones directas.

La crisis crediticia de las empresas estatales de Dubai, entre las que también se encuentra Istithmar World, es sólo una señal más que se une a las advertencias que desde hace años hacen los críticos sobre el creciente poder de los fondos estatales árabes.

En su opinión, la falta de transparencia de los fondos estatales y de las empresas relacionadas con ellos es ya en sí un motivo de preocupación.