La devaluación de la moneda venezolana ayudará al presidente Hugo Chávez a mantener las arcas estatales llenas antes de las elecciones legislativas de este año, pero la oposición teme que la impopular medida eleve la inflación.
En un intento de salir de la recesión que golpea al mayor exportador de crudo de sudamérica, Chávez anunció el viernes pasado la devaluación del bolívar para aumentar la plata que ingresa a Venezuela por sus exportaciones. El mandatario
estableció dos tipos de cambio, que regirán desde mañana, en el marco del control al dólar vigente desde el 2003. La medida le da una mejor tasa para los artículos de primera necesidad: fija un tipo de cambio para sectores prioritarios como salud y alimentación a 2,6 bolívares por dólar. El segundo tipo de cambio es el llamado "dólar petrolero" de 4,3 bolívares por dólar para otros rubros como el automotriz, comercio y telecomunicaciones. El tipo de cambio único que estaba vigente hasta ahora, fijado desde el 2005, era de 2,15 bolívares por dólar.
La devaluación es un riesgo político pero hace que por cada dólar que llega al país por la exportación de petróleo entren más bolívares en las arcas fiscales. Esto le permite a Chávez contar con más recursos para sus proyectos sociales y para elevar los salarios de cara a las elecciones parlamentarias de septiembre.
La oposición criticó rápidamente al presidente, diciendo que la medida empobrecerá a la población. "Al establecer la tasa de cambio en 4,3 bolívares por dólar, la calidad de vida de los venezolanos y su dinero es automáticamente devaluada", dijo el alcalde de Caracas Antonio Ledezma, opositor de Chávez.
Los partidos de oposición, alentados por la insatisfacción popular por los frecuentes cortes de energía, escasez de agua y la contracción de un 2,9% en la economía durante en 2009, esperan disminuir la mayoría parlamentaria de Chávez en las elecciones de septiembre.
La devaluación es avergonzante para Chávez, quien se resistió a los llamados de los economistas y varios aliados de Gobierno para hacer el cambio el año pasado, cuando los precios del petróleo estaban en su punto más bajo y las elecciones todavía no se avecinaban.
La medida vuelve a las empresas venezolanas más competitivas al bajar el costo de sus productos en el exterior, a la vez que vuelve más costosas las importaciones. Sin embargo, Chávez arriesga bajar sus índices de popularidad, que se encuentran cercanos al 50%, mientras los precios de varios productos subirán inevitablemente en el país de 28 millones de personas, que depende de las importaciones para gran parte de su consumo.
El ministro de Finanzas venezolano, Alí Rodríguez, dijo que la devaluación agregaría entre un 3 y un 5% a la inflación, que ya es la más alta de América con un 25% el año pasado. Para el economista Pedro Palma "el impacto inflacionario de la medida disminuye el ingreso real de las personas, que podrán consumir menos", añadió. La devaluación también afectará a las compañías extranjeras que operan en Venezuela, ya que desde ahora deberán pagar más para repatriar las ganancias.
El economista Pavel Gomez, profesor del Instituto de Estudios de Superiores de Administración (IESA), señaló que el esquema incrementaría las oportunidades de corrupción en un país que ya se encuentra plagado de este mal.
"Los esquemas de cambio múltiple incentivan la corrupción, más si se aplican como se aplican las cosas en Venezuela", comentó. "Quienes logren tener contactos podrían comprar a 2,60 y vender a 4,30", declaró.

