La ciudad brasileña de Santa María sepultó ayer a cerca de la mitad de las víctimas del incendio de la discoteca Kiss, en la que el domingo murieron 231 jóvenes, -cifra oficial-, mientras que la Policía detuvo a cuatro personas investigadas por el incendio en la discoteca Kiss, la peor tragedia en Brasil en 50 años.

Los habitantes de esta ciudad de 261.00 habitantes en el Sur de Brasil se despidieron, en un ambiente de conmoción e indignación, de parte de una generación, ya que casi todas las víctimas eran jóvenes estudiantes con 20 años de edad en promedio.

Las desgarradoras escenas de decenas de padres sepultando a sus hijos y de procesiones silenciosas de féretros se repitieron a lo largo del día en el Cementerio Ecuménico Municipal y en el Parque Jardín Santa Rita, así como en algunas ciudades vecinas.

A las conmovedoras despedidas también acudieron cientos de amigos y compañeros de los estudiantes, en una ciudad que se destaca por ser un polo universitario y en la que muchos habitantes tenían a un familiar, amigo o conocido, para darle el adiós definitivo.

De las 231 víctimas fatales 101 estudiaban en la Universidad Federal de Santa María, así como la mayoría de los 112 heridos, que habían acudido a la discoteca para participar en una fiesta de integración de facultades.

La situación más dramática fue la de dos las familias que tuvieron que despedirse de hasta dos miembros: los hermanos Marcello y Pedro Salla, de 20 y 17 años, estudiantes de Derecho y Agronomía, y las hermanas Andressa Thalita y Louise Farías.

Otra despedida conmovedora fue la del soldado del Ejército Leonardo de Lima Machado, de 26 años, quien fue enterrado con honores militares porque, tras salir ileso de la discoteca, regresó al establecimiento en dos ocasiones para ayudar a otras personas aunque no volvió a aparecer en la segunda oportunidad.

“Sacó a su novia; la dejó en la acera de enfrente y volvió a entrar para ayudar a otros”, explicó el cabo Gilmar Geison Buscher, compañero de Lima Machado en el Ejército.

La conmoción reina en Santa María desde el domingo y la indignación también, pese a que la Policía arrestó ayer a cuatro de las personas a las que investiga como posibles responsables por la tragedia. Se trata de los dos propietarios de la discoteca y de dos de los músicos que se presentaban en el momento en que comenzó el incendio. (EFE)