Juntos. Fidel Castro (derecha) y Guevara (izquierda) se conocieron el 7 de julio de 1955 en México, cuando Raúl Castro le presentó el argentino.

 

A 50 años del asesinato de Ernesto Che Guevara, su impronta dio paso a una producción masiva y estetizada de su imagen que excede a las izquierdas políticas y partidarias, lo que termina por representar, según analistas, un símbolo problemático para esas fuerzas.

"Llevar adelante una revolución trascendente como la cubana generó una épica de la imagen que ubica al Che entre las figuras políticas más relevantes del siglo XX", explicó el sociólogo Esteban Dipaola. En tanto el antropólogo Alejandro Grimson, autor de "Mitomanías argentinas", también puso en su presencia en la isla ese valor "único, que es haber estado en la única experiencia socialista en América, con impacto gigante en el continente".

Dipaola y Grimson, ambos investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), fueron convocados por la agencia oficial de noticias Télam, a propósito de los 50 años transcurridos desde el 9 de octubre de 1967, cuando el Che fue ejecutado.

Dipaola consideró que "el emblema Guevara" excede a las izquierdas políticas y partidarias, lo que genera que su imagen "se convierta en un símbolo problemático para ellas". "Las izquierdas partidarias deben hacer esfuerzos por "limpiar" esa imagen de sus reapropiaciones artísticas y de sus lenguajes culturales y estéticos, y eso es todo un problema", puntualizó el sociólogo.

"Por eso el Che siempre fue más significativo para las izquierdas culturales, que lo pueden promover aun con sus experiencias estéticas", agregó Dipaola.

Llamó la atención, además, sobre el hecho de que "las características masivas y las apropiaciones del marketing hicieron del Che una imagen de carácter popular, pero, precisamente, en el sentido de que es consumido por todas las clases sociales". Expresó que "lo que se consume es la imagen del Che, es decir, un producto despojado de su perspectiva histórica y de la crítica de su historia", y hasta se permitió ironizar con que "la imagen del Che es casi tan potente como la de Coca-Cola".

"Nadie consume Coca-Cola por su sabor y mucho menos por sus propiedades. Es por su condición fetiche, el producto despojado de sus condiciones de producción. Y eso mismo ocurre con el Che, al que el marketing lo vacía de historia y de ideología", agregó.

Para Grimson, en tanto, "el mito del Che es el que alude a que la propia vida vale poco si no se lucha", apuntó Grimson. Dijo que "el líder revolucionario vive más en las remeras que en las instituciones oficiales". Según el autor de "Mitomanías", "las instituciones son altamente renuentes a que existan inscripciones con su nombre", hecho que atribuye a que "no es un símbolo tan consensual, como el de Eva Perón". A la hora de evaluar las razones de ese no-reconocimiento, menciona "las circunstancias políticas de Argentina, que impedían que la figura del Che fuera recibida, luego de la Revolución cubana, lo que hizo que se consolide una imagen que convive mucho con su rechazo". "Esto también produjo que prácticamente no haya calles que lleven su nombre", agregó.

 

Expuesto. Tras ser ejecutado, fue trasladado en helicóptero al hospital de Vallegrande. Allí, el cuerpo Che fue expuesto en la sala de lavandería, para los corresponsales.

 

Las ventas en La Habana

 

En Cuba, las boinas, camisetas con la imagen de Guevara, pinturas y postales se venden por doquier en los mercadillos de La Habana Vieja, el casco histórico de la ciudad, a los que acuden miles de turistas.

"Su imagen vende tanto como los carros americanos o la Bodeguita del Medio", aseguró Freddy, un artesano que vende sus obras -collages en los que pinta esos símbolos de Cuba sobre ejemplares del periódico Granma- en los Almacenes San José de La Habana Vieja.

El pintor Juan Manuel Hernández Fuentes pone a la venta en esos almacenes sus obras "Pop Art", inspiradas en piezas de Andy Warhol, donde las sopas Campbell"s son rebautizadas como "Revolution" y el Che Guevara comparte espacio en el olimpo "pop" con figuras como Mickey Mouse, Marilyn Monroe o el expresidente de EEUU, Barack Obama. "En Cuba, el Che es un héroe, una figura histórica. Pero en el mundo entero es también un ícono pop", aseveró. En la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana, el protagonismo es para la efigie de Ernesto "Che" Guevara (1928-1967) sobre el edificio del Ministerio del Interior.