Un numeroso grupo de policías bolivianos, integrantes del cordón de seguridad en la Casa Grande del Pueblo, la nueva sede de la Presidencia del país, decidieron amotinarse y abandonaron sus posiciones a primera hora de este sábado.
“Es motín, no es acuartelamiento”, declaró uno de los uniformados mientras se replegaba, como parte de una columna, hasta las dependencias de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP).
Según los testigos del diario El Deber, los cordones de seguridad en los accesos a la Casa Grande del Pueblo han quedado “casi desguarnecidos” y “a merced de las movilizaciones populares” que exigen la renuncia del presidente del país, Evo Morales.
Jóvenes que montaron vigilias durante toda la noche agradecieron a los integrantes de la institución del orden por la decisión, considerando que se suman a su lucha para “recuperar la democracia”.
Anoche, el ministro de Defensa de Evo Morales, Javier Zavaleta, descartó operaciones militares en las calles, mientras que el ministro de Gobierno, Carlos Romero, abogó por un diálogo para solucionar el motín que se extiende en todo el país.
La sublevación de la Policía en gran parte de Bolivia desató este viernes la peor crisis en los más de trece años de Evo Morales en el poder, dejando al mandatario cada vez más acorralado frente a los intentos para que renuncie.
Mientras tanto, varias columnas de detractores del mandatario se dirigen desde distintas partes de Bolivia hacia La Paz, donde se espera que se unan este sábado a los comités cívicos aglutinados en torno a Camacho para intentar el derrocamiento de Evo Morales.
Las marchas se esperan multitudinarias, en una nueva jornada de protestas en la crisis que arrastra el país desde la cita con las urnas desembocada en la proclamación de Morales como vencedor para su cuarto mandato consecutivo.
Fuente: Infobae