El mayor conflicto entre Occidente y Moscú desde la Guerra Fría se tensó ayer al máximo luego de que el presidente ruso Vladimir Putin firmara sorpresivamente un tratado de anexión de Crimea a Rusia y de que dos personas murieran en un tiroteo en una base militar ucraniana en la península.

Además de rechazar la anexión rusa de su antigua península sobre el Mar Negro, el gobierno de Ucrania denunció la muerte de uno de sus soldados en el ataque a su base en Crimea, acusó directamente a Moscú y advirtió que el conflicto pasó ahora del plano político al militar.

EEUU y la Unión Europea también reaccionaron a la nueva ofensiva de Putin con palabras de repudio y amenazas de endurecer las sanciones que impusieron el lunes a Rusia.

El presidente de EEUU, Barack Obama, tiene previsto viajar el domingo a Europa y se espera que allí aborde el tema.

Lejos de calmar los ánimos y la tensión que reina en la península de Crimea desde hace semanas, Putin justificó su decisión de anexarse Crimea con un discurso ante las dos cámaras del Parlamento ruso plagado de referencias nacionalistas. Según el Ministerio del Interior ruso, más de 600.000 personas festejaron la noticia, entre ellos unos 120.000 que se congregaron en la Plaza Roja, en el centro de Moscú, para un acto en que hablaron Putin y otros políticos.