La cápsula Dragon de SpaceX amerizó en el Golfo de México hoy después de volver a entrar en la atmósfera de la Tierra y desplegar sus paracaídas sin ningún problema. El piloto Doug Hurley, uno de los dos astronautas a bordo, dijo: “Es verdaderamente nuestro honor y privilegio”. Mientras las comunicaciones de radio se cortaban, se escuchó el festejo de los empleados de la NASA durante la transmisión oficial.
Fue el primer aterrizaje en el agua de una nave espacial de EEUU desde la misión Apollo-Soyuz de 1975.
Además de Huley, en la nave también viajó Bob Behnken. Ambos dejaron ayer Estación Espacial Internacional y viajaron 19 horas camino a la Tierra.
“Bienvenidos a la Tierra y gracias por haber volado con SpaceX”, anunció el director de vuelo a los astronautas, que respondieron inmediatamente. La cápsula Crew Dragon Endeavour amerizó frente a las costas de Pensacola, Florida (sureste), como previsto, a las 18:48 GMT y sin sufrir daños tras atravesar la atmósfera terrestre, mostraron imágenes transmitidas en directo.
La cápsula fue recogida en aguas del Atlántico por el bote de recuperación “GO Navigator”. Allí los astronautas deben ser sometidos a chequeo médico antes de ser trasladados a tierra.
El éxito de la misión demostró que los Estados Unidos una vez más tiene la capacidad de enviar a sus astronautas al espacio y traerlos de vuelta.
El presidente Donald Trump, que había viajado a Florida para el lanzamiento de la cápsula hace dos meses, saludó su regreso seguro. “¡Gracias a todos!”, escribió en el Twitter. “Es genial que los astronautas de la NASA vuelvan a la Tierra después de una misión de dos meses muy exitosa”.
La fase final de esta operación de la agencia espacial estadounidense en sociedad con la compañía del excéntrico empresario Elon Musk, afrontó hasta último momento temores por el riesgo de la tormenta tropical Isaías, que bordea la península de Florida y que había hecho descartar el lugar original para el amerizaje.
La misión, cuya partida había sido postergada por razones meteorológicas, fue la primera de una nave tripulada lanzada desde suelo estadounidense. La última había sido en 2011 cuando terminó el programa de los transbordadores espaciales. En los últimos nueve años, astronautas estadounidenses habían viajado exclusivamente en los cohetes Soyuz rusos, por un precio de cerca de 80 millones de dólares por asiento. Ahora, Estados Unidos ya no depende más de Rusia para acceder al espacio.
Por 3.000 millones de dólares, acordados desde 2011 en el marco de un contrato a precio fijo, SpaceX prometió a la NASA seis viajes de ida y vuelta a la ISS con cuatro astronautas a bordo.