Ciudad del Vaticano, 29 de abril.- Una larga cola de peregrinos aguardaba hoy su turno para visitar
la Basílica de San Pedro, donde esta mañana el féretro con los
restos de Juan Pablo II fue sacado del sepulcro que ocupaba en las
Grutas vaticanas y colocado sobre un catafalco ante la monumental
tumba de San Pedro.
Sin embargo habrá que esperar para rezar ante su tumba, pues la
veneración de Juan Pablo II comenzara próximo 1 de mayo una vez sea
proclamado beato por Benedicto XVI quien, junto a los cardenales que
oficien la ceremonia, irán en procesión hasta la Basílica para
postrarse ante el féretro.
Ese día estará prohibido sobrevolar el Vaticano, donde se espera
una afluencia de un millón de personas.
La zona del altar donde el papa Benedicto XVI beatificará a su
predecesor ha sido adornada con plantas verdes que contrastan con el
mármol travertino y con las oscuras sillas preparadas para las
delegaciones oficiales que llegarán de todo el mundo.
El resto de fieles habrán de madrugar y acercarse lo más posible
al lugar de la ceremonia o seguirla desde la parte media y trasera
de la plaza o desde la avenida que da de ella, Via de la
Conciliazione, por las 14 pantallas preparadas para este propósito.
Una gran pantalla de vídeo colocada a la izquierda de la plaza
narra con bellas imágenes el pontificado del próximo beato, y muy
cerca, un enorme fotografía de Juan Pablo II con la tez morena,
mechón blanco sobre la frente y aferrado a una cruz de metal, centra
las miradas y los flashes de los peregrinos.
Entre cada una de las imponentes columnas de la plaza se ha
colocado una letra, de manera que desde muy lejos se puede leer una
frase: ‘Abrid las puertas de Cristo‘.
La mexicana Emma Torres y sus hijas Mercedes y Susana llegaron
desde México para honrar a Juan Pablo II: ‘Era un hombre que llegaba
al pueblo, un hombre carismático. Fue un líder de su tiempo‘,
asegura la madre.
Su hija Susana explica que además el papa ‘estuvo muy cerca de
los conflictos y fue crucial para el fin de la Guerra Fría‘.
En la plaza se escucha hablar polaco, pero también italiano,
francés, alemán, inglés y mucho español.
Desde Panamá llegó el sacerdote Julio Román quien resalta la
capacidad del Juan Pablo II, al que muchos llaman el Grande, ‘para
comunicarse con la juventud, además de su manera sencilla de
transmitir lo profundo de la salvación en Cristo‘.
Entre la muchedumbre que sale de la Basílica de San Pedro, un
grupo de muchachas españolas de Andalucía, Córdoba, Ciudad Real,
Jaén y Barcelona aseguran haber hecho ‘un esfuerzo económico‘ para
llegar a Roma y abogan porque Juan Pablo II sea ‘¡santo ya!‘.
Llama la atención una familia numerosa compuesta por niños,
adultos y ancianos que se mueve presurosa porque pierde el autobús.
A la pregunta de si son españoles, aseguran: ‘Sí somos españoles,
de Bilbao‘. Explican que constituyen ‘una sola familia de 25
personas, 13 niños y 12 adultos, y nos ha invitado la abuela‘.
Cuando se les inquiere por la característica que más les ha
impresionado de Juan Pablo II responden: ‘¡Que conteste la abuela!‘.
La abuela se acerca y dice: ‘Me gusta por todo, todo y mucho,
porque ayudó a la caída del comunismo‘, para después despedirse:
‘Somos la familia Zavala de Bilbao‘.
La lluvia no produce estampidas en las colas de peregrinos, ni
empaña los enormes paneles con los escudos de Juan Pablo II y de
Benedicto XVI, ni el que representa la imagen de la Virgen, la
patrona de Roma.
Ante la lluvia, muchos optan por refugiarse en una pizzeria y
otros en uno de los autobuses turísticos que recorren la ‘Roma
Cristiana‘ a la espera de la primera cita mañana en el Circo Massimo
donde se celebrará un Vigilia.
