Siete semanas después del ataque islamista contra Charlie Hebdo, el semanario satírico francés inundó ayer los kioscos franceses con su segundo número tras la tragedia, con un regreso al espíritu irreverente y con planes de vender dos millones y medio de ejemplares.

La nueva edición muestra a un perro a la carrera sosteniendo entre los dientes su Charlie Hebdo mientras huye de la jauría que lidera el expresidente Nicolas Sarkozy, transformado en caniche junto a un pitbull con los rasgos de la ultraderechista Marine Le Pen, algunos de los clásicos blancos predilectos del semanario.

“C’est reparti!” (“¡Volvemos a empezar!”), avisa la portada, obra del dibujante Luz, con una frase que devuelve las páginas de Charlie a su ambición habitual: “Reír para despertar la reflexión del lector”, como recuerda su editorial.

Además de Sarkozy y Le Pen, un yihadista y el papa Francisco también aparecen en la tapa dibujados como perros que corren tras uno de menor tamaño que lleva en su boca un ejemplar de la revista, en la caricatura firmada por el dibujante Luz.

En su interior, “Charlie Hebdo” tiene numerosas referencias al atentado sufrido el pasado 7 de enero, cuando los hermanos Kouachi mataron a doce personas en la sede de la revista, entre ellos cinco de sus principales dibujantes.