Varios chilenos se asombraban ayer por su mala suerte, tras enterarse que en las costas de ese país podrían caer partes de un satélite que tiene el tamaño de un colectivo. “Lo único que le faltaba a Chile es que le caiga esto”, decía “Nacho” Viale desde la red social Twitter. “Primero el terremoto, luego los 33 mineros, hace poco el avión en la isla Juan Fernández, ¿y ahora un satélite?”.

Así, otro twittero chileno lamentaba las principales tragedias sucedidas desde los días previos a la asunción del presidente Sebastián Piñera hasta la fecha. Días después del sismo que provocó casi 800 muertos en Chile a fines de febrero del 2010, Piñera asumió esa carga al empezar su mandato el 11 de marzo de ese año. El 5 de agosto de ese año, 33 mineros quedaron atrapados en Chile por el derrumbe de la mina de San José. El 2 de septiembre pasado una tragedia aérea chilena provocó 21 muertos. A eso se agregan las protestas de estudiantes chilenos que reclaman educación gratuita.

“Lo que nos falta, que vayas caminando por la calle y te caiga un satélite en la cabeza”, comentaba Luis Osorio, un panadero en pleno centro de Santiago. Su clienta Juana Llanquileo dijo que “en mi vida había escuchado que te pudieran caer unos trozos de hojalata del cielo, a lo que estamos llegando”.

El jueves pasado, Aerospace -la firma que sigue el recorrido del satélite- explicó que el impacto sería por la costa de Chile. El UARS es un satélite de investigación de la NASA que ya no funciona. Fue lanzado al espacio hace 20 años para medir la capa de ozono, entre otras funciones. Mide 10 metros de largo y completó su misión en el 2005. Por falta de carburante, caerá sobre la Tierra.

Los científicos calculan que el satélite se despedazará al entrar en la atmósfera y que 26 piezas del artefacto (cada una podría pesar unos 100 kilos) sobrevivirán las altas temperaturas del reingreso y caerán sobre la Tierra.

El último informe de la NASA indica que la caída del satélite se estaba enlenteciendo y modificando su trayectoria, de modo que ya no se puede excluir que caiga en EEUU.

“Es demasiado pronto para predecir el momento y el lugar del reingreso, pero las predicciones serán más precisas” entre las 23.30 (de ayer, hora argentina) y las 5.30 de hoy, dijo la agencia. Esta lluvia de desechos metálicos se producirá en algún lugar entre los 57 grados de latitud Norte y 57 grados de latitud Sur. Para la NASA “es extremadamente bajo” el riesgo de que las piezas del satélite caigan sobre un humano.