El petrolero Rex Tillerson será el próximo jefe de la diplomacia estadounidense si es ratificado por el Senado, en un proceso que se espera sea muy complejo por los vínculos internacionales del elegido, especialmente con Rusia.
Tillerson, de 64 años, máximo ejecutivo de la petrolera ExxonMobil, la más importante de EEUU, fue confirmado ayer para el puesto de canciller por el presidente electo, Donald Trump, que en días previos había dado pistas claras en esa dirección.
‘La carrera de Rex Tillerson es la personificación del sueño americano‘, afirmó Trump en un comunicado que da cuenta de este nombramiento, el más importante que le quedaba por designar del gabinete que lo acompañará en la Casa Blanca desde el 20 de enero.
Al explicar por qué se inclinó por Tillerson para que ocupe el cargo de secretario de Estado, Trump destacó fundamentalmente sus dotes de negociador, algo que ha destacado también de otros empresarios que ha sumado a su equipo en diferentes posiciones del gobierno.
Desde que el nombre de Tillerson surgió como candidato para el cargo, varios republicanos de peso han expresado reservas sobre sus años de trabajo en Rusia y Oriente Medio en nombre de la multinacional, aunque algunos de los legisladores han suavizado sus palabras una vez el anuncio se hizo oficial.
El directivo de ExxonMobil está bajo escrutinio por sus lazos con el presidente ruso, Vladimir Putin, en medio del escándalo suscitado después de que la Agencia Nacional de Inteligencia (CIA) confirmara que el Kremlin influyó en los resultados de las elecciones presidenciales para favorecer a Trump.
Sin embargo, Tillerson cuenta con el apoyo del líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.