Ocurrió nueve años después, pero el paralelismo con Cromañón fue inevitable: las mismas escenas de horror, imprudencia, negligencia y un peor saldo trágico. Esta vez fue en Brasil donde el fuego en una discoteca, por el uso de pirotecnia y una cadena de errores, provocó la mayor tragedia en 50 años en el país vecino con la muerte de al menos 233 personas y 106 heridos.

La mayoría de las víctimas fatales, de las cuales 120 eran hombres y 113 mujeres, eran estudiantes de entre 18 y 30 años de diferentes facultades de la Universidad Federal de Santa María que celebraban una fiesta privada en la discoteca Kiss.

Santa María, una ciudad de 261.000 habitantes en el interior de Río Grande do Sul, Estado del Sur de Brasil fronterizo con Argentina y Uruguay, cuenta con un elevado número de estudiantes.

Todo comenzó a las 2.30 hora local (1.30 de Argentina) por las chispas de un equipo de fuegos pirotécnicos conocido como ‘Lluvia de plata‘ que alcanzaron la espuma utilizada como aislante acústico en el techo. Pese a lo voraz del fuego, la mayoría de las víctimas murió asfixiada por una densa humareda tóxica al quedar atrapados en el interior de la discoteca. Otros murieron aplastados cuando el pánico atrapó a decenas de jóvenes que se abalanzaron hacia una salida de emergencia que estaba cerrada, y la puerta principal bloqueada. Al parecer, los guardias de seguridad bloquearon la salida porque temían que la gente se marchara sin pagar su consumo. Las puertas se abrieron recién cuando los guardias finalmente vieron el techo en llamas.

‘Vi personas amontonadas, muertas próximas a la salida‘, dijo el comandante de bomberos del Estado de Río Grande do Sul, Guido Pedroso de Melo, al canal de televisión GloboNews.

El piso de la discoteca Kiss estaba el domingo repleto de zapatos abandonados y charcos de agua. Más de 12 horas después de extinguido el incendio, el olor era aún insoportable.

El incendio ocurrió cuando el cantante de la banda que tocaba en el local encendió un artefacto de pirotecnia y el aislamiento acústico se prendió fuego. En vano intentó usar el extinguidor porque no funcionaba.

Los sobrevivientes relataron que la discoteca se llenó de un denso humo negro, sumiendo en el pánico a las 2.000 personas que estaban en el local.

Los primeros bomberos que irrumpieron en el local fueron recibidos por una densa humareda y el sonido incesante de los celulares de las víctimas.

La tragedia hizo llorar en público a la presidenta Dilma Rousseff, que interrumpió su participación en una cumbre en Santiago de Chile para volar a Santa María a acompañar a los familiares de las víctimas.

Bomberos y socorristas trasladaron los cuerpos al gimnasio de un centro deportivo de Santa María, donde los familiares de las víctimas formaron una larga fila para reconocerlas.

Autoridades dijeron que los hombres eran más fáciles de identificar, pues llevaban sus documentos encima.

El desastre en Santa María recuerda un incendio ocurrido en el 2004 en una discoteca de Buenos Aires, donde murieron 194 personas después de que alguien encendiera una bengala. Fuentes: (Reuters, EFE, Télam)