Unos 406 millones de dólares será la contribución que la boda real hará a la industria turística del Reino Unido, considerando souvenirs, hotelería, gastronomía y difusión de destinos, de acuerdo con la estimación realizada por la revista estadounidense Fast Company, especializada en negocios.

 

En materia de merchandising, el abanico es interminable: en las vidrieras de los locales y en las calles de Windsor se ofrecen desde tazas, platos, teteras, paraguas, llaveros, remeras, dedales, cucharas, postales y banderas hasta máscaras de Meghan y Harry, mallas enterizas con las caras de los novios en primerísimo primer plano, libros para colorear con los contornos de la pareja, pastilleros con sus fotos, cajas de cereales alusivas y preservativos, presentados en un lujoso estuche con el rostro sonriente de los contrayentes y la leyenda Royal Souvenir Wedding.

 

La misma publicación difundió que se espera que asistan unas 500 mil personas a Windsor, entre seguidores de la Casa Real y curiosos, con motivo de este gran acontecimiento. A su vez, se estima que todas las actividades del sábado, no sólo el enlace, insumirán un gasto de unos 45 millones de dólares, de los cuales 42 se destinarán a costos vinculados con la seguridad. Entre muchas otras acciones se dispuso, por ejemplo, la presencia de oficiales armados, desarmados, uniformados, de civil, perros rastreadores, efectivos capaces de desactivar bombas y hasta policías especializados en contrarrestar el accionar de eventuales francotiradores.