La icónica Torre Eiffel, símbolo que engalana París, tiene un aspecto distinto. En realidad, el monumento inaugurado en 1889 continúa igual, pero lo que cambió es su entorno. Por temor a ataques terroristas, que siempre la mencionaron como un posible blanco, la entidad que la administra decidió aumentar la seguridad, colocando vidrios blindados de 6,5 centímetros de espesor y tres metros de alto, capaces de resistir impactos de fusil. Esto se suma a las rejas que protegen a la torre.

 

Bernard Gauldillere, presidente de la sociedad a cargo de su explotación, aseguró que también evaluaron junto a la policía "eventuales intentos" de ataque "con automóviles con explosivos". La iniciativa, que implica una inversión de 35 millones de euros, generó controversias en la ciudad luz y críticas de los vecinos por el nuevo aspecto del entorno de la Torre Eiffel, no obstante, las autoridades decidieron seguir adelante con el proyecto e incrementar las medidas de protección del monumento que cada año recibe a unos seis millones de personas.