San Juan, 4 de junio.- Antonio José de Sucre y Alcalá, nació en Cumaná (Venezuela) el 3 de febrero de 1795. Era hijo del Subteniente Vicente de Sucre y de Manuela de Alcalá.

Su madre falleció cuando Antonio tenía tan solo 7 años, En sus estudios, que realizó en la escuela de José Mires, cuando viajó a Caracas, logró especializarse en Matemática e Ingeniería Militar, bajo la protección de su padrino, el Presbítero Antonio Patricio de Alcalá.

El ejército libertador lo recibió en sus filas, cuando tenía apenas quince años, luchando bajo las órdenes de Francisco Miranda en 1812, recibiendo el grado de Teniente. Este intento revolucionario frustrado lo obligó a exiliarse en la isla Trinidad, en el Caribe, de donde regresó a Venezuela en el año 1813, junto a Santiago Mariño, luchando en un principio bajo sus órdenes.

En 1817, Bolívar lo designó en el cargo de Coronel. Como Jefe del ejército del Sur de Colombia, puesto que adquirió en el año 1821, partió para contribuir a la liberación ecuatoriana, teniendo destacada participación al frente de sus tropas, en la batalla de Yaguachí (19 de agosto de 1821) Riobamba (21 de abril de 1822) y Pichincha (24 de mayo de1822). Obtuvo otro ascenso, dado por el propio Simón Bolívar, a General de División, y fue también designado Comandante del departamento de Quito. Luego se dedicó a la liberación de Perú, ocupando Lima en el año 1823

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Tomó parte de las logias masónicas de Chuquisaca y Potosí, al igual que casi todos los patriotas de la época.

Al lado de Simón Bolívar combatió en Junín (6 de agosto de 1824) y luego en Ayacucho (9 de diciembre de 1824) logrando expulsar a los españoles del dominio colonial en América del Sur. Bolívar lo llamó “Padre de Ayacucho” y “Redentor de los hijos del Sol”.

Fue designado Gran Mariscal y General en Jefe de los Ejércitos, por el Parlamento de Perú y encabezó la campaña al Alto Perú logrando la libertad de Bolivia, siendo designado Presidente vitalicio del nuevo estado, por la Asamblea local, cargo al que debió renunciar, alejándose hacia Ecuador, ante la oposición de Perú a la soberanía boliviana, que culminó en un levantamiento acaecido en Chuquisaca, el 18 de abril de 1828, en el que Sucre resultó herido.

Mientras estuvo a cargo del gobierno de Bolivia impulsó medidas para estimular el progreso y la organización de ese territorio. Dividió políticamente el nuevo estado en departamentos, provincias, cantones y vice-cantones, siguiendo el modelo francés. Estableció normas de ideología liberal, promoviendo la educación pública.

Derrotó al peruano José de la Mar, en la batalla del Portete de Tarqui, donde junto a Juan José Flores, defendieron eficazmente, la existencia de la Gran Colombia. Sin embargo el sueño de Bolívar de una América unida, no pudo concretarse. En Venezuela se estaba preparando la segregación, que luego se concretó.

Presidió la comisión, que dentro del congreso de Colombia, reunido el 20 de enero de 1830, trató de impedir la disolución de la Gran Colombia, pero el acuerdo no se logró.

Cuando se dirigía hacia Ecuador, fue víctima de sus enemigos políticos, que disentían en su idea de la Gran Colombia, que compartía con su entrañable amigo Bolívar, quien lloró su muerte desde su lecho de enfermo, comparando el crimen, con aquel que también entre hermanos, hizo que Caín derramara la sangre de Abel.

Previendo su muerte, el 8 de mayo de 1830, se había despedido de Bolívar en una carta, donde le decía que valoraba su amistad, y era ese el motivo, y no el poder, lo que lo unía a su admirado General.

Lo mataron, el 4 de junio de 1830, en una zona cerna a Berruecos (Colombia). Muchos creyeron ver a su antiguo amigo, Juan José Flores como el ideólogo del crimen, por la competencia entre ambos próceres por la presidencia de Ecuador.

Los restos de Sucre descansan en Quito, en la Catedral metropolitana. Llevan su nombre una ciudad de Bolivia, el estado al que pertenece Cumaná, el lugar donde nació, varios municipios venezolanos, y un departamento de Colombia.