Histórico. La etapa de ascenso del Módulo Lunar del Apolo 11, con los astronautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin Jr. a bordo, fotografiado desde los Módulos de Comando y Servicio en la órbita lunar en esta foto de julio de 1969.

Estados Unidos planea volver a la Luna en 2024, cuando una mujer pise por primera vez el satélite. Un regreso que no será de ida y vuelta como hace 50 años, porque el objetivo del programa Artemisa es establecer una presencia permanente en la Luna, puerta hacia el próximo objetivo: Marte.

2024 está a la vuelta de la esquina y para cumplir con los plazos la NASA (agencia espacial estadounidense) tendrá que acelerar el desarrollo de la tecnología necesaria y realizar en cinco años varias misiones previas.

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, señaló el pasado marzo que el regreso al satélite en cinco años es "política de Estado" de la Administración de Donald Trump. Por ello, pidió a la NASA que considerase "todas las opciones disponibles" para lograr esos objetivos, "incluida la industria, el gobierno y toda la industria espacial estadounidense".

La NASA ha bautizado a esta nueva misión como Artemisa, en la mitología griega diosa de la caza, los bosques y los animales y hermana gemela de Apolo, que dio nombre al programa espacial que en 1969 puso a dos hombres en el satélite.

"Esta vez, cuando lleguemos a la Luna nos quedaremos y lo que aprendamos lo usaremos para dar el siguiente gran salto: enviar astronautas a Marte", en palabras del administrador de la NASA, Jim Bridenstine.

El primer objetivo en la Luna será el Polo Sur, donde se cree que existen millones de toneladas de hielo que según la NASA se puede extraer y purificar para obtener agua, separar el oxigeno para respirar y el hidrógeno para lograr combustible para cohetes.

Pero antes de llegar hasta allí, Estados Unidos tiene que poner a punto nuevo equipamiento, como el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), el cohete más potente desarrollado por la NASA y capaz de enviar tripulaciones al espacio profundo.

Un cohete con capacidad para 26 toneladas de peso que puede enviar grandes cargas y a la cápsula Orión con astronautas a la Luna en una sola misión. En el SLS están trabajando todos los centros de la NASA y más de mil empresas del país. Además, tendrá que acabar de construir Orión, una cápsula espacial con capacidad para transportar a cuatro astronautas y llevarlos de vuelta a la Tierra.

Por el momento ya se están realizando pruebas, la más reciente hace solo unos días para verificar un sistema de emergencia en el caso de que una misión tenga que ser abortada. Todo ello tendrá que estar preparado para 2020, año fijado por la NASA para el desarrollo de la misión Artemisa 1, cuando la cápsula Orión sea lanzada en el SLS en un vuelo de prueba no tripulado a la órbita lunar.

Si todo va bien, habrá que esperar dos años para realizar una misión pilotada (Artemisa 2) que orbitará la Luna, algo que no se hace desde hace medio siglo. Ese mismo año habría que enviar el primer elemento de Gateway, una pequeña estación espacial que orbitará la Luna y funcionará como base entre la Tierra y la Luna. La instalación permitirá bajar a la superficie del satélite con aterrizadores reutilizables, y en el futuro será punto intermedio para misiones más lejanas. Gateway es fruto de una colaboración internacional, en la que están implicados los países que comparten la actual Estación Espacial Internacional.

En 2024, cuando una mujer y un hombre deberían pisar la Luna, Gateway tendría que poder asistir la presencia de seres humanos, aunque no estará totalmente terminada en 2028. Y para 2023, la NASA tiene previsto que alunice un rover, que entre otras cosas, proporcionará conocimientos sobre cómo puede usarse el hielo.

Establecer una presencia permanente en la Luna (el próximo sábado se cumplen 50 años de la llegada del hombre al satélite) o embarcarse en largos viajes, como a Marte, hará cada vez más importante que se fabriquen materiales y productos usando los recursos locales disponibles. Todo ello es un proyecto millonario, que podría costar entre 20.000 y 30.000 millones de dólares en cinco años, según Bridenstine.

Trump ha propuesto al Congreso de EEUU para 2020 una asignación adicional de 1.600 millones de dólares al presupuesto de la NASA, que supera los 21.000 millones. Además contará con "asociaciones comerciales fuertes" y, según su web, los socios internacionales siguen siendo "una parte vital que contribuirán al objetivo de crear un presencia lunar permanente para 2028". Efe

 

EXPERIMENTADA

  • Hasta el momento no se sabe quiénes serán los astronautas que irán a la Luna en 2024 ni el nombre de la mujer que pisará la Luna por primera vez en la historia de la humanidad, porque la NASA está en el proceso de selección. Según la NASA, deberá ser una mujer experimentada.

 

 

> Rusia busca recuperarse y ya piensa en 2030

Rusia, heredera de la Unión Soviética, ha retomado su programa lunar y planea su primer vuelo tripulado a la Luna en 2030, 61 años después de la histórica misión Apolo 11, el primer gran triunfo de Estados Unidos en una carrera espacial que lideraban hasta ese momento los soviéticos.

La NASA ya ha anunciado planes de llevar nuevamente astronautas a la Luna en 2024, como primera etapa de un objetivo mayor: llegar a Marte. Otro tanto ha hecho Roscosmos, la agencia espacial rusa, que desarrolla un programa que contempla el desembarco de un cosmonauta en la superficie lunar en 2030.

Los rusos planean su primer vuelo tripulado a la Luna dentro de unos once años.

Con ese fin, la industria espacial rusa trabaja desde 2009 en la construcción de una nave espacial de nueva generación, llamada Federatsia (Federación), con capacidad paras seis tripulantes y cuyo primer vuelo de prueba está previsto para 2022.

El proyecto, a cargo de la corporación estatal Energuia, ha sufrido numerosos tropiezos que siembran dudas sobre el cumplimiento de sus plazos. "El trabajo (para construir la nave) no estaba organizado debidamente, al igual que ocurre con muchos otros proyectos de Energuia. Hubo que despedir a camaradas indolentes", escribió en la red social Twitter en abril pasado el director general de Roscomos, Dmitri Rogozin. Rusia busca ahora recuperar terreno en la conquista del espacio y resarcirse del golpe que supuso para su prestigio la hazaña del Apolo 11.
 

> Los caminos de tres famosos astronautas

Neil Armstrong ganó la fama como el primer hombre que pisó la Luna, en 1969, mientras su colega Edwin Eugene Aldrin Jr lo hizo en segundo lugar, y Michael Collins esperaba orbitando en el módulo Columbia.

Los tres astronautas hicieron historia siendo aún jóvenes, Aldrin tenía 39 años y los otros dos 38. Armstrong dejó la NASA en 1971 y dio clases en la Universidad de Cincinnati, además de participar en las comisiones que investigaron los accidentes de Apolo 13 y el transbordador Challenger. Tuvo una larga carrera en el sector privado, y se benefició de los derechos de autor sobre su imagen y la cita famosa de su primer paso en la Luna: "Un pequeño paso para un hombre, un enorme salto para la Humanidad". Falleció a los 82 años en 2012.

Juntos. Fotografía del archivo de la NASA, facilitada por A Contracorriente Films, de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong (de espaldas) cuando se preparan para ir a la Luna.

 

Aldrin dejó la NASA en 1971, para ser comandante de la Escuela de pilotos de la Fuerza Aérea. Tras la muerte de su padre, pasó por un período de depresión, alcoholismo y un fallido intento de vender autos. A sus 89 años y, según sus redes sociales, Aldrin lleva una vida intensa.

Collins salió de la NASA en 1970, trabajó en el Departamento de Estado y abrió su propia consultora aeroespacial. Ahora, a los 88 años, la fortuna del único de los viajeros de Apolo 11 que no pisó la Luna se calcula en unos 100 millones de dólares, muy por encima a la que amasaron sus compañeros de viaje.