Se trata de uno de los huracanes más fuertes que haya golpeado a Norteamérica. Ayer azotó las costas del Golfo de México con tremendos vientos, tormentas y chaparrones, y luego llegó a tierra firme, tocando el estado de Louisiana, cerca del borde con Texas, desatando una fortísima marejada y matando al menos a seis individuos.
Louisiana fue el lugar en donde el golpe fue mayor, precisamente cuando el huracán Laura llegó a Lake Charles, una ciudad industrial de 80.000 personas. Las violentas ráfagas del fenómeno de la naturaleza, tipificado como "categoría 4" destruyeron ventanas en edificios altos y produjeron gran peligro al arrojar vidrios y escombros. La policía incluso pudo dar cuenta de un casino flotante que se desatracó y chocó con un puente.
Seis personas fallecieron en Louisiana debido a esta tormenta: cuatro de ellas perdieron la vida cuando cayeron árboles sobre sus hogares, declaró el gobernador de Louisiana, John Bel Edwards.
Las muertes incluyen a un hombre de 24 años que murió de envenenamiento por monóxido de carbono de un generador dentro de su residencia, dijo Mike Steele, director de comunicaciones de la Oficina de Seguridad Nacional y Preparación para Emergencias del Gobernador de Luisiana. Otro de los fallecidos, en tanto, es un hombre que se ahogó a bordo de un barco que se hundió.
Una adolescente de 14 años dejó de existir cuando un árbol se estrelló contra la casa rodante de su familia cerca de Leesville, informó también la Oficina del Sherriff de la parroquia de Vernon.
La velocidad de los vientos máximos del huracán, de 240 kilómetros por hora (150 mph), lo colocan entre los sistemas más poderosos que se hayan registrado en Estados Unidos. Pasaron 11 horas después de que Laura llegó a tierra para que baje su fuerza y se convierta en tormenta tropical en camino a Arkansas.
“Parece como si 1.000 tornados hubiesen pasado por aquí. Hay destrucción por todas partes”, dijo Brett Geymann, que durante el golpe del huracán estuvo con su familia en Moss Bluff, cerca de Lake Charles. Contó que Laura pasó sobre su casa haciendo un ruido que se asemejaba al rugido de un avión de propulsión a chorro a las 2 a.m. “Hay casas totalmente destruidas. Estaban ahí ayer, pero ahora desaparecieron”.
Mientras el amanecer ofrecía las primeras imágenes desoladoras del paso de este fenómeno natural, una enorme columna de humo se alzó sobre Lake Charles, donde las autoridades respondieron a reportes de una fuga de cloro en una planta química. La policía dijo que el derrame fue en una instalación de Biolab, que produce substancias usadas en productos de limpieza casera.
Los residentes del área recibieron instrucciones de cerrar sus puertas y ventanas y apagar los sistemas de aire acondicionado.
Los reportes iniciales ofrecían esperanzas de que la destrucción pudiera haber sido menor que lo que se temía inicialmente, pero la evaluación plena de los daños pudiera tomar días. El viento y la lluvia eran demasiado intensos como para que las autoridades buscasen sobrevivientes en algunas de las áreas más afectadas.
Centenares de miles de personas recibieron ordenes de evacuar antes del huracán, pero no todas se fueron del área, que fue devastada por el huracán Rita en el 2005.
“Hay gente aún en la ciudad y está llamando, pero no hay forma de alcanzarles”, dijo Tony Guillory, presidente del órgano de gobierno del distrito de Calcasieu, en conversación telefónica desde el edificio del gobierno de Lake Charles, que era sacudido por la tormenta.
Guillory dijo que esperaba que las personas varadas pudiesen ser rescatadas más tarde en el día, pero temía que caminos bloqueados, postes del tendido eléctrico derribados e inundaciones pudieran interponerse.