En un anuncio que conmocionó el mundo de la Astronomía, científicos dijeron ayer que por primera vez detectaron ondas gravitacionales, vibraciones en el espacio y tiempo sobre las que teorizó Albert Einstein hace un siglo, en un histórico descubrimiento que abre una nueva ventana para el estudio del Cosmos.
Los investigadores dijeron que detectaron el 14 de septiembre del 2015 las ondas emitidas por dos agujeros negros que orbitaban uno alrededor del otro y que colisionaron. Los agujeros negros tenían 30 veces el tamaño del Sol y se ubicaban a 1.300 millones de años luz de la Tierra.
El descubrimiento, anunciado en una conferencia de prensa en Washington (EEUU) por científicos del Instituto Tecnológico de California (Caltech), el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y especialistas del Observatorio Interferómetro de Ondas Gravitacionales (LIGO por sus siglas en inglés), se logró usando un par de gigantescos detectores láser en EEUU, coronando una larga búsqueda para confirmar la existencia de las ondas.
Dos agujeros negros chocaron entre sí hace unos 1.300 millones de años. El cataclismo lanzó esas ondas en todas direcciones hasta que llegaron a la Tierra el pasado 14 de septiembre, donde fueron captadas por instrumentos instalados en EEUU, informaron científicos en Washington.
El descubrimiento de estas ondas, creadas por colisiones violentas de objetos celestiales masivos, entusiasma a los astrónomos debido a que abre las puertas a una nueva manera de observar el cosmos. Para ellos es como convertir una película muda en otra sonora debido a que estas ondas son la banda sonora del Universo.
‘Hasta ahora habíamos puesto nuestros ojos en el cielo y no podíamos oír la música‘, comentó el astrofísico Szabolcs Maraka, de la Universidad de Columbia, miembro del equipo descubridor.
Un equipo estelar de astrofísicos empleó un nuevo equipo de 1.100 millones de dólares, el LIGO, para detectar una onda gravitacional causada por la colisión de dos agujeros negros a 1.300 millones de años luz de la Tierra. Para interpretar los datos, los científicos tradujeron la onda en sonido. En una conferencia de prensa reprodujeron el sonido que oyeron el 14 de septiembre y resultó apenas perceptible.
Las ondas gravitacionales, postuladas primero por Albert Einstein en 1916 como parte de la teoría general de la Relatividad, son ondas diminutas que ondulan el continuo del espacio-tiempo, la cuarta dimensión. Cuando chocan objetos masivos como agujeros negros o estrellas de neutrón, emiten ondas gravitacionales por el Universo.
Los científicos hallaron pruebas indirectas sobre la existencia de las ondas gravitacionales en los años 70, mediante mediciones computarizadas que indicaron cambios minúsculos en las órbitas de dos estrellas en colisión. Pero el anuncio de ayer confirma una detección directa.
‘Una cosa es saber que existen las ondas sonoras, y otra es oír la Quinta Sinfonía de Beethoven‘, afirmó Marc Kamionkowsi, de la Universidad John Hopkins. ‘En este caso oímos la fusión de agujeros negros‘. Detectar las ondas gravitacionales es tan difícil que cuando Einstein las postuló teóricamente consideró que los científicos nunca llegarían a oírlas. La sensibilidad del instrumental es decisiva debido a que el estiramiento y estrechamiento del espacio-tiempo causados por las ondas gravitacionales es casi insignificante.
Gracias a las ondas gravitacionales se pueden entender los mecanismos por los que suceden algunos de los sucesos más violentos del Cosmos, como las colisiones entre agujeros negros o las explosiones de estrellas. Se podría estudiar lo que pasó después del Big Bang.
Las ondas gravitacionales son producidas por perturbaciones en la trama del espacio-tiempo por los efectos del desplazamiento de un objeto de enorme masa. Estas perturbaciones se desplazan en la forma de ondas. Este fenómeno, adelantado por Einstein, suele ser representado como la deformación que ocurre cuando un peso reposa sobre una red. En este caso, la red representa el entramado espacio-tiempo. Efe, Reuters