La madrastra de Gabriel Cruz, el nene español que fue hallado muerto en el baúl de su auto, pasó del llanto desconsolado por la desaparición del menor a confesar el crimen. “Lo siento, te quiero, he sido yo”, le habría dicho a su pareja, según contaron testigos durante la detención.

 

Ana Julia Quezada, nacida en República Dominicana, acompañó al padre durante toda la búsqueda del menor. Fue a las marchas y hablaba con la prensa sobre lo sucedido. Incluso llevaba una remera con la foto del niño. Sin embargo, se trataba de la asesina.

 

 

En las últimas horas Quezada había ido a un pozo a recuperar el cuerpo de Gabriel y, al dirigirse de regreso a su casa, fue detenida por la Guardia Civil cuando pretendía entrar en el estacionamiento del edificio donde vivía con el padre de la criatura, según publicó el diario 20 Minutos en su página web.

 

Los vecinos aseguran que, cuando los funcionarios detuvieron el vehículo, ella se mostraba inocente y gritaba que no era asesina, por lo que los agentes procedieron a requisar el auto. Cuando abrieron el baúl, vieron el cadáver de Gabriel Cruz tapado con mantas, por lo que la detuvieron de inmediato.

 

El caso conmocionó a todo España. El menor había desaparecido el 27 de febrero tras salir de la casa de su abuela para dirigirse a la de unos familiares, ubicada a pocos metros, en Níjar, Almería, sur de España.

 

Desde entonces, los familiares de Gabriel, incluida Quezada, encabezaron una fuerte campaña para dar con su paradero, que llegó a las redes sociales, diarios y televisión. Cantantes como David Bisbal o Alejandro Sanz, deportistas como el futbolista Sergio Ramos, actores como Antonio Banderas y políticos como el liberal Albert Rivera, entre otros, se sumaron a la campaña. Incluso el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, siguió el caso de cerca y expresó su dolor tras confirmar la muerte del chico.

 

El viernes pasado, unas 8.000 personas habían asistido a la convocatoria de los padres para concentrarse en Almería y pedir que su hijo regresara a casa con vida, a la que asistió también la ahora detenida.

 

Quezada estaba en la mira de la Policía desde que el pasado sábado 3 de marzo avisó a los agentes que había encontrado una camiseta blanca que contenía restos de Gabriel, en una zona que ya había sido previamente rastreada. Las autoridades comenzaron a sospechar que el asesino estaba dentro del círculo familiar.

 

En un primer momento la investigación parecía apuntar a un vecino de una localidad cercana a Níjar, que fue detenido dos días después de la desaparición del pequeño por incumplir una orden de alejamiento respecto a la madre de Gabriel, a quien acosaba desde que la conoció. Sin embargo, su culpabilidad en la muerte del chico fue desestimada.