Nada al azar. Bajo un fuerte hermetismo para preservar la salud física y emocional de los chicos, el equipo de rescate se dispone a trasladarlos al centro de salud. Primero en ambulancias, después en helicópteros.

 

 

Los equipos de buzos sacaron ayer a otros cuatro niños, el mismo número que anteayer, de la cueva del norte de Tailandia donde continúan atrapadas cuatro menores y su tutor desde el 23 de junio.

Narongsak Ossottanakorn, portavoz de los efectivos de rescate, confirmó que los ocho están ingresados con buenas condiciones de salud en el hospital de Chiang Rai, la capital de la provincia homónima.

Las operaciones de rescate quedaron interrumpidas tras nueve horas para descansar y preparar la tercera misión, que podría iniciarse hoy, con el objetivo de sacar al resto. Al igual que el domingo, los rescatados ayer salieron de manera escalonada; el primero abandonó la gruta cerca de las 16.45 hora local (06.45 de Argentina) y el último salió tres horas después. Tras la evacuación, fueron llevados en helicóptero al centro sanitario donde están internados los cuatro compañeros rescatados el domingo.

El contingente internacional de rescatistas empezó las nuevas operaciones a las 11 horas local, después de un parón de 14 horas para preparar los tanques de aire comprimido y evaluar la situación con los datos recabados en la incursión del domingo.

Los buzos, junto a las personas atrapadas a unos 4 km de la entrada, tienen que superar un laberinto de galerías parcialmente inundadas y con desniveles y visibilidad nula.

Los chicos, muchos de los cuales no saben nadar, comenzaron a tomar sus primeras lecciones a comienzos de mes. Cada uno de ellos va acompañado de dos profesionales, uno delante y otro detrás, que llevan la bombona de aire que le permite respirar.

El grupo sigue una guía tendida, pero una parte importante del trayecto es bajo el agua, y se toman un descanso en el campamento B, situado a unos 2,5 km de la entrada.

Los chicos rescatados el domingo aún no han podido tener contacto directo con sus familiares, quienes han tenido que verlos a través de un cristal para prevenir que les pudieran contagiar alguna enfermedad debido al débil sistema inmunológico de los chicos, según Narongsak.

El director del colegio, Keenet Pontsuwan, pidió evitar culpar al entrenador de fútbol de los menores, quien los llevó de excursión a la cueva.

La llegada el sábado pasado de un temporal de lluvias a la región y que permanecerá durante gran parte de la semana marcó el inicio de la operación de rescate.

Las precipitaciones son una de las principales preocupaciones de las autoridades, debido a que el agua filtrada por el monte puede volver a inundar las galerías y anular el drenaje efectuado desde que fueron hallados con vida los 12 escolares, de entre 11 y 16 años, y su tutor, de 26.

Narongsak insistió en alertar del problema que suponen las lluvias, pero dijo que un equipo de militares se encuentra en el monte con la tarea de bloquear la entrada de agua hacia los túneles subterráneos.

Los trece atrapados se internaron en las galerías el sábado 23 de junio tras un entrenamiento de fútbol cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.