La pesadilla por le terremoto en la isla indonesia de Sumatra lejos está de terminar cuando ya han pasado cuatro días de la nueva tragedia. Hasta 4.000 personas seguían ayer sepultadas bajo los escombros, donde los equipos de rescate desbordados por la tragedia del sismo del pasado 30 de septiembre aceleran las faenas para encontrar el máximo número de supervivientes.

Ni siquiera con la ayuda de los especialistas de media docena de países que se sumaron a los centenares de funcionarios y voluntarios indonesios, decían los expertos, se puede hacer frente a la ardua tarea, cuando ya el balance oficial de fallecidos supera el millar.

El coordinador de Naciones Unidas para las ayudas humanitarias en Indonesia, El Mostafa Benlanlih, declaró a la prensa que entre 3.000 y 4.000 personas continúan atrapadas o enterradas entre las ruinas de Padang, la tercera ciudad más grande de la provincia de Sumatra Occidental.

Al menos 20.000 edificios se han hundido o se encuentran dañados en Padang y sus alrededores a causa del sismo.

El jefe del centro de crisis del Ministerio de Sanidad, Rustam Pakaya, indicó que las aldeas vecinas de Pulau Aiya, Lubuk Lawe y Jumena han desaparecido con casi todos sus habitantes, unos 640 en conjunto, a causa de los enormes corrimientos de tierra originados por el terremoto de 7,6 º en la escala de Richter.

Rustam Pakaya explicó que cuando se produjo el terremoto, los cerca de 400 habitantes de la aldea de Palau Aiya festejaban una boda en una de las casas del pueblo.

"Incluso el minarete de la mezquita, de más de veinte metros de altura ha desaparecido, todo el pueblo está a unos treinta metros de profundidad", apuntó el funcionario.

El 70 por ciento de las viviendas particulares de Padang -casas que se derrumbaron por completo o han perdido el tejado o la fachada- permanecen totalmente desatendidas, a pesar de que bajo sus escombros hay cadáveres.

"Aquí aún no ha venido nadie. El segundo piso se hundió sobre el primero: el de los talleres y no sabemos cuántas personas había dentro", relató, por su parte, Mohamed Jamil, profesor de una escuela de formación profesional de la ciudad de Padang, que se niega a pisar las ruinas por si pudiera haber gente sepultada.

Levantar una nueva escuela costará dos años y unos 10.000 millones de rupias (un millón de dólares ó 705.000 euros), según el claustro de profesores, que no sabe cómo obtendrá ese dinero.

Este colegio, donde estudiaban decenas de adolescentes de entre 12 y 15 años.

Esta geografía del horror ignorado se extiende por toda Padang, una ciudad de 900.000 habitantes, y afecta a hospitales, edificios públicos, centros comerciales, universidades, colegios y academias de idiomas.

Pero no todo es dolor. Ayer, gracias a un mensaje de texto en enviado a su padre que estaba a 900 Km de Padang, Johnson Chandra, de 30 años, y su esposa salvaron sus vidas. Habían quedado atrapados bajo los escombros de su casa, un edificio de cuatro pisos en el que el matrimonio tiene una farmacia.

"Por favor, ayuda, estoy atrapado, mi posición en la casa es junto a las escaleras", decía el mensaje salvador.