La "acampada" de protesta que iniciaron hace un mes varios miles de personas en todo España, "indignadas" con los políticos y ávidas de "democracia real", acabó ayer con el levantamiento de muchos campamentos pero con la idea de que "no es un fin, sino un cambio estratégico para ser más fuertes".

Todo empezó el 15 de mayo, una semana antes de las elecciones municipales, cuando miles de personas, convocadas por el movimiento "Democracia real ya", se concentraron en el centro de Madrid para pedir, en voz alta, un cambio político y social: "No somos mercancías en manos de políticos y banqueros" o "No los votes".

Al día siguiente, un nutrido grupo de estos manifestantes decidió acampar en la madrileña plaza Puerta del Sol, el "kilómetro cero" de todas las rutas de España, y ahí han estado hasta ayer, pernoctando en tiendas acondicionadas.

En Madrid, donde en alguna de las jornadas llegaron a concentrarse unas 25.000 personas, ayer hubo labor de levantamiento y limpieza del "campamento", como quedó acordado en una asamblea general celebrada en la noche del sábado pasado.

"No nos vamos, nos expandimos", era el lema de una retirada que pretende convertirse ahora en campamento itinerante y trasladarse a diversos barrios de la capital española, a fin de continuar con la iniciativa. "Levantamos porque el campamento no era un fin sino una herramienta que no nos permitía descentralizar y crecer", dijo Charlie, uno de los portavoces de los manifestantes.

"Hemos conseguido visualizar el descontento sobre la política profesional y se ha perdido el miedo a hablar. No es el fin, es un cambio estratégico para ser más fuertes", agregó. En Barcelona un grupo de personas se resiste a abandonar el campamento, a pesar de que el Movimiento acordó el sábado abandonar la Plaza Catalunya.