Hoy 21 de diciembre será el día más largo del año para el hemisferio sur, por el solsticio de verano, informaron astrónomos del Conicet quienes destacaron que “no hay ni predicción y menos profecía” que pueda vaticinar el fin del mundo, una malinterpretación del calendario maya, que sólo marca en este 2012 un cambio de era.
Los mayas -cultura dotada de conocimientos astronómicos- “no anunciaban profecías sino que, a través de la observación y del cálculo, predecían sucesos naturales periódicos tales como eclipses”, explicó Beatriz García, astrónoma del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
La científica estimó una “locura” pensar que va a ocurrir un evento tan imposible de predecir como es la destrucción total del mundo. “Hay certeza de que en algún momento, el Sol y la Tierra llegarán a su fin, como todo lo que existe en el Universo”, indicó la investigadora. “Pero de ninguna manera se podrá anticipar cuándo sucederá, ni cómo predicción ni como profecía”, enfatizó.
Los cálculos mayas hallados en los códices (papiros) y las inscripciones en piedra nunca revelaron nada que pudiera anunciar el fin del mundo. Sólo hablaban del fin de una era, justo lo que va a ocurrir cuando comience el verano en el hemisferio sur, que este año coincide con el fin del calendario maya.
Para los mayas un día era un ‘kin‘, 360 días eran un ‘tun‘ y 144 mil días eran un ‘baktun‘. Hoy culmina el baktun 13. Según los estudios científicos, la cuarta era o cuarto sol, que inició el 13 de agosto del año 3.114 antes de Jesucristo y que concluye hoy, al terminar el recorrido completo de un ciclo de Oxlajuj B’aktun, contempla la creación de la humanidad.
El Oxlajuj B’aktun contempla trece períodos de 400 años que dan un total de 5.200 años, que es la duración de una era, según el calendario de larga cuenta.
Lo que representa el 13 B’aktun, señalan los líderes espirituales indígenas guatemaltecos, descendientes de los mayas, es el inicio de una nueva era para la humanidad, “un cambio de conciencia a nivel cósmico, del reciclaje de la humanidad, del regreso de Quetzalcóatl”. Un visionario indígena mexicano, llamado Ac Tah, dice tener “grandes esperanzas” sobre el 21 de diciembre. “Nos estamos preparando para recibir un gran campo magnético del centro de la galaxia”, afirmó mientras otros esperan el mencionado amanecer cósmico.
Frente a estas explicaciones, la profecía errónea del fin del mundo parte de una mala interpretación de un estudio elaborado en 1947 por la astrónoma norteamericana Maud Makemson sobre el calendario maya de cuenta larga. En 1966 el antropólogo norteamericano Michael Coe asoció el fin del baktun con la llegada del Armagedón, una palabra que aparece en La Biblia refiriendo a un ‘final‘. “Según Coe, parte de su análisis está basado en el informe de Makemson, pero en ese artículo de 1947 no se infiere el fin del mundo para el cierre del ciclo 13 baktun”, explicó Beatriz García, astrónoma del Conicet.
Los mayas no pudieron vaticinar la llegada del fin del mundo, entre otros motivos porque en su cosmovisión no existía el concepto lineal del tiempo que se utiliza en Occidente, con una mentalidad apocalíptica heredada de la tradición judeo-cristiana.
‘En el tiempo occidental partimos de una fecha que podría ser, por ejemplo, el nacimiento de Cristo, y de manera totalmente lineal vamos hacia el futuro (…); en el mundo indígena había ciclos después de los cuales era borrón y cuenta nueva‘, declaró el profesor del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Patrick Johansson.
Fuentes: Télam y Efe

