Luciano Castro y Griselda Siciliani recorrieron el barrio de Palermo con una complicidad que desborda en cada gesto, cada sonrisa y cada mirada que se regalan. Los vecinos ya los reconocen de lejos, especialmente cuando se los ve en su caminata diaria hasta el supermercado de la esquina. Juntos, entran y salen de los pasillos con bolsas en mano, sin dejar de saludar a quienes cruzan su camino, además de compartir una risa discreta en cada saludo. Para algunos, esta escena cotidiana es suficiente para confirmar lo que fue materia de discusión en el último tiempo: que el amor entre ellos está más afianzado que nunca, y es una realidad que pasean sin miedo.

Ni bien Castro y Siciliani hicieron pública su relación, una avalancha de miradas se posó sobre dos figuras: primero, Flor Vigna; después, Sabrina Rojas. La confirmación del romance llegó rodeada de un torbellino de rumores y reproches.
Cada aparición de Sabrina en los medios es una oportunidad para lanzar algún comentario punzante hacia la actriz, un resentimiento velado y alimentado por la memoria. Este jueves, invitada al programa Ángel Responde (Bondi), Rojas tomó asiento junto al conductor Ángel de Brito, quien, con su estilo incisivo, abrió el tema con sutileza y provocación. “Para mí es una de las mejores actrices que tenemos en el país. Me parece espectacular, muy divertida cuando la ves en las notas”, comenzó Rojas, aparentando diplomacia. Pero pronto, su tono cambió: “Pero yo tengo una cuestión de piel con ella por cosas de la vida, por un montón de cosas. No me gusta caretear y tampoco quiero armar un escándalo… Entonces, me parece que definirlo, tengo una cuestión de piel y es muy loco cómo a veces la vida da vuelta las cosas”, confesó,