Las paredes de la Quebrada de Zonda rugieron al ritmo de las violas de las bandas emergentes que participaron en la edición 2019 del Rivadavia Rock, celebrada anoche en el Camping de Rivadavia. Con la sangre joven y una performance sonora limpia (y muy eléctrica), los grupos convocados: 33 de Mano, Nunca fue diferente, Amenttia y Viejo Transistor compartieron el escenario pero ofrecieron cada uno, un espectáculo diferente y muy particular. La confluencia de estilos desde el ska, pasando por el metal alternativo, hasta llegar al clásico sonido del rock barrial, resultó en perfecta armonía para los diferentes gustos que el público presente -aunque no fue muy numeroso- que participó con muy buena aceptación ante cada propuesta musical. El evento arrancó con muchas horas de retraso, ya que estaba anunciado a las 19, pero recién pasadas las 21, la maquinaria se puso en marcha de la mano de Nunca fue diferente. El grupo de ska punk, abrió el telón y demostró que con su repertorio, puede animar y estar preparado para instancias más importantes. Su ritmo frenético y sus acordes aceitados, fueron las principales armas de dicha banda que les permitió animar y entretener a los espectadores (con una diversidad generacional importante, desde muy adolescentes hasta adultos de más de 40) que se mantenían sentados en el césped, acompañados por conservadoras, mate y comidas habituales de los picnics de primavera.
Después vino el turno de Amenttia, integrado por los cauceteros Valentín y Mauricio Guzmán, Emanuel Nobles y Andrés Pereyra. Su fuerte y radical sonido distorsionado gustó a los fans más adictos al Nu Metal. Como así también, los otros dos grupos restantes, mantuvieron un nivel musical óptimo, que si bien hay varios detalles por ajustar (manejo de escenario, diálogo e interacción con el público, presencia e imagen) pueden proyectarse como importantes exponentes del género en la provincia.
FOTOS: MARCOS URISA