Foto Daniel Arias
De pasadita por la provincia, Juan Carlos Liendro aprovechó para desgranar su música en La Kelita antes de viajar a Chile, donde el 8 de mayo tomará el avión que lo llevará por cuarta vez a Europa para hacer una serie de presentaciones. Radicado en Buenos Aires desde que fue convocado por Bruno Arias, en esta oportunidad el reconocido flautista, salteño de origen y sanjuanino por adopción, compartió algo de su presente artístico. Un presente donde, sin dejar la música latinoamericana que cultivó desde sus comienzos y abierto a nuevas experiencias, el ex Siesta consolida un sonido propio, del que hace gala como compositor, cantante y multiinstrumentista, sus facetas quizás menos conocidas aquí.
"Siempre que puedo voy a San Juan", dijo el músico que el año pasado fue becado por el FNA para dar talleres por el país. "Allí están mis hijas y gran parte de los amigos de mi vida", continuó el también papá de un varón "bonaerense", que dialogó con DIARIO DE CUYO sobre su camino en la música.
– ¿En qué anda Liendro?
– En esta etapa de mi vida estoy en pro de grabar material audiovisual con mi canciones y me estoy presentando en vivo como un unipersonal, con el tema máquinas, como looperas y todo eso… Lo que llevo a Alemania y a otros países de Europa es nuestra música nacional, tango y folclore, donde el cuyano es el fuerte, pero con una vueltita de tuerca. Es gracioso porque allá me dicen "el sanjuanino" y me llena muchísimo de orgullo. No es que esté negando mi origen salteño, simplemente que la música de San Juan me atravesó y la adopté. Y ahora estoy presentando y grabando temas cuyanos, cuecas y tonadas mías…
– ¿Te lanzaste como compositor?
– Siempre escribí, pero medio que tuve vergüenza de mostrarlo y ahora las estoy tocando. Estoy cantando, arreglando, con toda la cuestión tecnológica más la flauta, que es un instrumento de otra raíz en el folclore latinoamericano. Mirá, mi padre es músico y la mayoría de mis hermanos también, y desde chiquito él me mezquinaba un poco el folclore. Tenía mucha razón el viejo, porque decía que el folclore estaba en todos lados, que muchos lo hacían y quería que me volcara a otros estilos, me hacía escuchar mucha música latinoamericana. Pero cuando voy a San Juan, donde entro primero es en el mundo del folclore (risas). Gracias a mi viejo y a su visión, yo ya tenía otra óptica del folclore, mucho más amplia por toda la experiencia de tocar otras músicas… Y en eso estoy, trabajando en mi sonido, desde mi composición y mi manera de tocar. Ya quiero ser un solo Liendro, el flautista, el cantante, el compositor, el que hace loops…
– ¿Y cuál es el sonido Liendro?
– Está formado desde la experiencia, los viajes, el estudio de años, la militancia en la música podría decirse. Creo que es en gran parte sostenido por la flauta traversa, y dándole un giro al folclore con mi óptica. Por ejemplo, en Cuyo se compone mucho tonada con tono mayor y yo tengo una que hace referencia al amor que pegué con la tonada desde mi perspectiva, en una tonalidad en que generalmente no se compone, menor; y se llama "La menor de las tonadas" (risas).
– ¿Cuándo sentiste la necesidad de ese sonido propio?
– Creo que hace un tiempo me pasó de animarme a mostrar las otras facetas. El Liendro flautista me abrió muchas otras puertas, empecé a sentir como una madurez artística hace unos años. Yo he tocado todos los clásicos, a los grandes autores y he tocado con grandes artistas, pero también estoy haciendo lo mío, entonces me dije "¿Cuándo me voy a dar ese lugar? ¿Dónde quedo yo, si también escribo y hago mi música?". Entonces pensé "Me tengo que ocupar de eso en esta etapa, porque nadie lo va a hacer por mí". Aún estoy descubriendo y explorando, para poder seguir creciendo y componiendo, porque el artista es una búsqueda constante, o al menos yo creo que debería ser así.
– Entonces este es tu presente, pero puede no ser tu futuro…
– Creo que lo maravilloso de cualquier camino que cualquier persona elija es dejar que te sorprenda, estar abierto a eso. Hace unos años no me hubiera imaginado que iba a ir tantas veces consecutivas a Europa… Yo no sé adónde me va a llevar la vida…
– ¿Se corre el riesgo de desdibujarse o uno es incluso con esa permeabilidad?
– Creo que uno es incluso con eso. Hay muchas opciones de desdibujarse, pero creo una forma de hacerlo sería justamente negarse a esos cambios, a ese fluir. Intento a través de los años y la experiencia mantenerme permeable a todo lo nuevo, a lo que va llegando. Y no sólo compartiendo con la gente de mi generación, sino con las nuevas generaciones. Por ejemplo, en Buenos Aires me invitan los chicos jóvenes que están moviendo el folclore, buscando una proyección, estoy muy en contacto con los nuevos valores de esa fracción. También estamos hablando de hacer flauta con dos pibes que hacen trap y estoy desarrollando una técnica con sonoridades percusivas con la boca… Hoy hay muchas formas de expresión, de hecho el trap está rompiendo todos los mercados como en su momento el furor fue el reggaetón. Respeto a todos los estilos musicales porque cada uno aporta su mirada y eso nos nutre a todos. Cuando empecé de chico eran los cassettes, hoy abrís un dispositivo y tenés todo, el caudal de información es tremendo, entonces paralelo a todo lo que sé tengo que hacer una renovación y adaptación, porque los tiempos que corren son absolutamente vertiginosos
– ¿Y cuál es tu aporte?
– Que lo digan las futuras generaciones (risas). Yo lo único que intento es ponerle calidad y contenido a mi música, desde todos lados, e intento no guardarme nada. Fusionar todas mis vivencias, orientadas más a lo folclórico y latinoamericano si se quiere, de la mano de la flauta traversa que se puede meter en muchos estilos, pero poniéndole un girito diferente. Creo que apostar a esto es fundamental para el crecimiento. Es todo lo que he vivido como artista, es lo que hago y lo que soy.