El próximo lunes se celebrarán 75 años del nacimiento de Ernesto Andrés Villavicencio, de quien el 17 mayo de este año se conmemoraron 2 décadas de su muerte. En su honor, en 1998, se instituyó el Día de la Tonada sanjuanina por ley y se escogió la fecha de su nacimiento (a iniciativa de Jorge Darío Bence, quien llevó la idea al exdiputado bloquista Héctor Avecilla); así, también comenzó a realizarse la fiesta que tras un paréntesis en 2008 se reactivará, en esta oportunidad, con dos jornadas musicales mañana y el viernes (ver aparte) y el objetivo es darle continuidad todos los años para resaltar el folclore cuyano.
Su hijo Ernesto, de 43 años, acompañaba al entrañable "Negro Villa" en sus actuaciones, desde que era un adolescente. "Le llevaba la guitarra mientras él saludaba, llegó a tocar hasta tres veces en una noche y un día hizo 11 actuaciones. Me acuerdo que caminar con él por la Plaza 25 de Mayo era pasarse dos horas en una cuadra porque se paraba, hablaba con sus seguidores, los saludaba. Es que, además de un cantor de calidad, era buena persona", evocó.
"¿Los rasgos que recuerdo del papi? Su bondad hacia el público y sus colegas. Les pasaba acordes, trucos o cualquier cosa a quien le preguntara; y era tan grande el fervor y la adoración de la gente que, a veces, terminaba con los brazos y las manos adoloridas de tantos abrazos y saludos durante un festival"; relató quien lleva en su sangre la pasión por la tonada, el canto y la guitarra que movilizó hasta el último aliento al tonadero, que acompañado de Enrique "Cabezón" Barrera y Pedrito Gómez formó Los Caballeros de La Guitarra; luego fue furor en las radios y recorrió el mundo interpretando tangos junto al rosarino Carlos Peralta, con quien formó Las Guitarras Argentinas.
"Sé que me separaré/Con el tiempo de esta vida/De mis amigos queridos/Porque todo se termina/Pero apartarme de ti/Será imposible mi vida"; son los primeros acordes de Mi amor en una tonada, famosa composición inspirada en el amor hacia su esposa Gloria.
"Es la primera que escribió en los ’70 y la que mejor lo pintó, se la hizo a mi vieja, ellos se conocían desde los 12 años. Hoy, mi mamá vive del recuerdo, su cumpleaños fue el 5 de noviembre pasado y justo me llamaron de una radio de Córdoba para recordarlo; yo estaba con ella y fue una lloradera tremenda cuando empecé a interpretar sus versos", expresó emocionado el heredero de su gusto por el folclore.
Lo cierto es que "Mi amor…", marcó una bisagra en la carrera del autor de otro clásico como es San Juan por mi sangre.
Según afirmó Ernestito, "con esta tonada dejó a un lado la cadencia tristona de las de antes para hacerlas más rápidas, más armónicas, dejando ese aspecto melancólico para hacerlo más festivo y para engalanar más a la mujer. Claro que fue resistida, porque decían que se traba de un corrido, pero el pueblo la coreaba. Tanto así que los que, en un principio, no estaban muy de acuerdo terminaron por grabarla como doña Julia Vega y Los Manantiales, por ejemplo".
Ya muy enfermo, con el corazón rasgando sus últimas notas, "El Negro" compuso sus tres últimas tonadas, "todas dedicadas al mal que lo aquejaba": No la llores corazón, No me aflojes corazón y Fallamos corazón, en el que plasmó su obsesión de postergar su inevitable partida con un: "Aguante corazón no dejes de latir/mire que esta ocasión no se va a repetir/…tiene aquí un trago para usted/demuestre su valor y vamos corazón".
Sus esfuerzos fueron en vano, pero sus poemas lo inmortalizaron en el cancionero sanjuanino.

