De importante trayectoria en el ámbito del arte y la investigación, Alberto Sánchez Maratta se enfrenta a grandes desafíos este año con la edición del libro "Las amigas. Ángel Della Valle" dentro del apartado "Detalles" de la colección de arte Amalia Lacroze de Fortabat, con la dirección editorial de Roberto Amigo. Tras la compleja tarea de trabajar en torno a una obra sobre la que existe escaso material escrito, el hacedor también se encuentra abocado a su regreso a los espacios públicos con dos muestras en solitario, a ocho años de la última exposición física En Blanco, dibujos.
"Estoy muy contento por lo que me está pasando. Lo siento como una salida después de los dos años terribles que vivimos como sociedad con el covid. Es un logro, si tengo cuenta el dicho que dice que hay que plantar un árbol, tener hijos y escribir un libro, puedo decir que es una gran satisfacción haber investigado sobre este cuadro que forma parte de la colección permanente del Museo Amalia Fortabat de Puerto Madero, del que prácticamente no hay nada porque estuvo generalmente en colecciones privadas. Fue una extensa investigación", subrayó en su retorno, el creador y padre de Nicolás (de 11 años) y Minerva (de 3), como el primer sanjuanino en ser parte de este emprendimiento con un volumen de 95 páginas que demandó un año y medio de labor, luego de viajar a Buenos Aires en 2020 para encontrarse con la obra original.
De este modo, el texto gira en base a la pintura de autoría del reconocido artista argentino de la Generación del ’80 -considerado uno de los representantes del realismo pictórico y autor de La Vuelta del Malón-, que muestra a dos adolescentes riendo mientras observan un grabado de Don Eusebio, uno de los bufones que empleaba Juan Manuel de Rosas. La historia de la moda, la política, la cultura argentina e italiana y la prensa escrita del siglo XIX es parte de la temática de este título que tiene como objetivo central la reconstrucción de esta pieza de conversación en pequeño formato "cuya finalidad era entablar el diálogo entre las personas en reuniones sociales y que, por su dedicatoria, fue hecha para regalar a alguien cercano, no para ser exhibida en grandes salones", con el planteamiento de hipótesis que arriesga el investigador y docente del Museo Franklin Rawson, a más de 100 años de quedar plasmada en el lienzo.

Previo a la presentación oficial del escrito que podrá adquirirse en la tienda del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson, el también docente en la Universidad Nacional de San Juan prepara su retorno a las galerías con una producción en torno a la Figura Humana, a la que dio forma mediante tinta y óleo sobre papel, en sesiones de modelo vivo, durante la crisis sanitaria provocada por el covid-19. Este conjunto de pinturas quedarán instaladas desde el mes próximo en la Alianza Francesa (Mitre y Sarmiento).
Del mismo modo, sus meditaciones sobre la naturaleza se expondrán al público a mediados de año, a través de una recopilación de árboles que nacieron en el mismo período y saldrán a la luz en la misma sala.
"Todas son reflexiones sobre lo humano, el tiempo en la temporalidad de lo humano en crisis y la soledad. Y es un honor para mí que el curador de ambas sea Roberto Amigo, fue curador del Museo Nacional de Bellas Artes Nacional y tiene una importantísima trayectoria. Él se puede decir que rescató las obras del taller, yo las hice en pandemia como una manera de reflexión, no se me había ocurrido mostrarlas, pero él me impulsó a hacerlo", acotó Alberto quien, en esta vuelta al ruedo, será partícipe de una muestra del colectivo 18 Mundos en el Centro Cultural Estación San Martín, en abril.

