Cumplió 60 años con el canto. Campechana, sociable, con muchas farras a cuestas; así se dibuja Viviana Castro, la cantora que hoy será galardonada en el 15to. Festival Guitarras del Mundo que arriba al escenario del Auditorio J. Victoria (ver aparte Dato) en el periplo nacional que lleva a cabo con la organización de la Unión del Personal Civil de la Nación.

¿Cómo se ve al espejo?. Sencilla y humilde, ella sólo dice entre risas: "con muchas arrugas y más años", para que la respuesta caiga por su propio peso.

"Todos me preguntan cómo hago para seguir cantando, simplemente les digo que es un regalo que me dio Dios", dice, a sus 78 abriles, la mujer que recibirá con distinción una artesanía en madera de algarrobo elaborada por el jachallero Hugo Aguada por su trayectoria.

Referente del canto cuyano en Argentina, confiesa que ninguna deuda le queda pendiente, que todos sus sueños los concretó y todas las materias que quiso rendir las rindió. "Ya hice todo. Fue fácil para mi entrar a este mundo", expresa.

Autodidacta, heredó su pasión de su padre Belisario, un trabajador del Boletín Oficial que disfrutaba tocar la guitarra y cantar junto al tío y padrino de Viviana, ella como su papá también se desempeñó en el Boletín hasta que se jubiló.

"Nunca estudié canto, pero lo mismo hago un tango que un bolero o folclore", exclama desbordando de vitalidad.

Y es por eso que se considera "más cantante que guitarrista", quien en sus años mozos supo acompañarse de los acordes del recordado Ernesto "Negro" Villavicencio y fue apodada como "La Calandria Sanjuanina" por el Aparcero Jorge Darío Bence.

En la actualidad, es Enrique Barrera junto a Patricio Alvarez -ambos continuadores del dúo que conformó el primer guitarrista con el recordado "Negro Villa" en 1958-, los que escoltan ese canto cargado de trasnochadas festivaleras.

Mujer de eterno buen humor, "si me piden que cante, yo canto", dice, siempre dispuesta a la hora de difundir ese género que abrazó desde que hizo su incursión en el ámbito profesional, cuando tenía 18 años y firmó su primer contrato para actuar en LV1 Radio Colón, allá por 1948, en la época de oro de la radiofonía. Y pese a que descolló en una época predominantemente machista, Viviana dice que no nunca sufrió esa discriminación en los escenarios.

"Si no tiene guitarristas, me dijo don José L. Rocha, el director de la radio; los muchachos la pueden acompañar…después de hacer una prueba con ellos. Don José me dijo: «Muy bien Viviana, el mes que viene empieza a cantar", recuerda, quien también hizo sus primeras armas en LV5 Radio Sarmiento.

Festivales provinciales y nacionales, discos de estudio, su llegada a Buenos Aires en 1977; forman parte de su haber. Un haber que incluye páginas y páginas de distinciones, como un homenaje en el Congreso de la Nación en abril de 2008.

"Soy siempre la misma, siempre defiendo la canción nuestra. Cuando me piden un vals peruano, yo les grito desde el escenario: «¡primero uno cuyano!»; agrega la intérprete que fiel a sus raíces, opina sobre la nueva generación de folcloristas: "muchos jóvenes no se quedan con el folclore nuestro, especialmente tienden al norteño. No está bien que no asuman la responsabilidad de que son cuyanos y tienen que difundir esta música para que no se pierda".