A los 72 años de edad, Van Morrison todavía puede calzarse el traje de blues con la autoridad que se ganó en buena ley. La canción que da nombre al disco homenajea a “Hoochie Coochie Man” de Willie Dixon. Habla de los errores cometidos en la vida y en el amor, invitando a levantarse y seguir adelante. Luego llega “Transformation", con la colaboración de Jeff Beck en guitarra.

 

Avanzando en el disco sigue “I Can Tell” con Beck y Chris Farlowe, y un medley de “Stormy Monday” y “Lonely Avenue” de T-Bone Walker y Doc Pomus, logrando una versión sin desperdicios. Gerogie Fame abre vocalmente “Goin’ To Chicago” un blues jazzeado acompañado por contrabajo, armónica, guitarra, percusión y un teclado muy sutil.

 

 

“Fame” y “Too Much Problems”, dos composiciones de Morrison, le ceden paso a “Bring It On Home To Me”, una canción de Sam Cooke que ya había grabado en vivo, pero acá le da un clima más soulero y la guitarra de Beck termina de redondear la carga emotiva. “Ordinary People”, del propio Morrison, es un blues de estilo clásico. “How Far From God” de Sister Rosetta Tharpe es un blues gospel al que Morrison interpreta con pasión. “Teardrops From My Eyes” fue el primer N°1 de Ruth Brown, pero acá Morrison lo lleva al terreno del R&B.

 

 

Más adelante cierra el disco “Ride On Josephine”, una buena manera de terminar este gran disco aunque un track con mal final. En “Roll With The Punches”, Morrison repasa sus raíces sin nostalgia ni reverencias. Estas canciones son tan importantes para él como sus propias composiciones. Un gran disco que es un aporte importante al blues.