¿Zulma Lobato? ¿Ricky Fort? ¿Sabrina Sabrok? No. Ya dejó de sorprender el raye de Lobato (y sus boleadoras), el delirio millonario de Fort (y sus dudosas novias), los escupitajos dark de la pulposa pseudo mexicana. Ahora, los freaks también devienen del ciber espacio -como el trío musical conformado por la pequeña Wendy Sulca, la Tigresa del Oriente y Delfín Quishpe- y comparten asentamiento televisivo con los vernáculos "Chipi" Fernández -el amnésico de la frase ¿Y Candela?, surgido de Policías en Acción- y Nelson "el negro de Zaire" de Bailando (ver aparte).

La elite de "indescifrables" -no se sabe bien qué tipo de talento los cobija-, es vista por millones de personas y a fuerza de rareza y la astucia comercial de algunos productores, se convirtieron en el "must" de la tele y las fiestas privadas -algunos cobran hasta 6 mil pesos por actos de presencia-.

El status de extravagancia -sin dudas-, lo encabeza "La última Trinidad Latinoamericana", o sea, el grupete oriundo de Perú y Ecuador integrado por la "Tigresa del Oriente" -una abuela con encaje y animal print-, la pequeña Wendy Sulca (13) -de grititos agudos y sabor a Machu Picchu- y Delfín Quishpe -un quechua tecno-pop-.

Los poperos étnicos saltaron a la fama gracias a las mutlireproducción de YouTube -sus videos fueron devorados por más de 5 millones de internautas- y son el furor del momento.

La semana pasada y en plan de promoción, "La última Trinidad Latinoamericana" habitó la caja boba argentina y arrancó su raid ¿artístico? en una pista clave para el despegue: Showmatch. Respetando el "dime con quién andas y te diré quién eres", los hermanos latinoamericanos exhibieron sus divertidas canciones y cerraron el ciclo al ritmo de "Israel". Marcelo no sólo le confesó a la cándida Sulca que "el tema de La Tetita me encanta" sino que además, bailó como loco al ritmo de "En tus tierras bailaré" -una suerte de "We are the world’ del subdesarrollo-. Rebote de carisma que trasladó a los bizarros a "Un mundo Perfecto" y "Este es el Show" y corroboró que, a fuerza de canciones pegadizas y estética kistch, su misión en la vida es hacer reír -y hacer el ridículo-. "Son geniales", resumió Pettinato, otro amante de lo distinto. Pero no son los únicos que cayeron rendidos a sus pies. Muchas celebridades se animaron a comentar su suceso como Juanes, Residente de Calle 13 y hasta el mismísimo ex vicepresidente norteamericano Al Gore.

Es tanto el portento del crazy team que, además de haber sido lo más top del reciente YouFest -festival de artistas que engendró su poder en YouTube-, "el pasito del Delfín" es lo más escuchado en las radios de América latina y hace bailar a millones de personas en cuanta fiesta aparezca.

Argentina border

Dentro de los nuevos "estrellados" albicelestes y gracias al benemérito Policías en Acción -cúmulo de raros vecinales las 24 hs-, también se erige como groso al desmemoriado "Chipi" Fernández, más conocido como "Y Candela". Resulta que el pibe de barrio, a comienzos de este año -y en los episodios hiper realistas del formato- manejaba una moto con su pareja, chocó, perdió la memoria de forma temporal y lo único que repetía era la frase ¿Y Candela? (el nombre de su hijita, que no iba con ellos). ¡Pum! el gracioso interrogante se convirtió en la comidilla comercial del momento y derivó en remeras, una actual campaña publicitaria -Trío, de Telefónica y DirecTV, para donde recrea la frase- y hasta ringtones que suenan tan fuerte como su clink caja. Lo que se dice, un verdadero "golpe" de suerte.

Otro que se agregó a lista de estrafalarios es Nelson Makiala, "el negro de Zaire". No es el hombre más chiquito del mundo que murió en 2006, sino el gigantesco africano que de la noche a la mañana apareció en "lo de Marce", alentando a Coki. ¿Que lo estatiza como freak? Bueno, hay pasta: fue el "defensor" de la cordobesa mimosa ante los detractores de turno y poco a poco -jugoso rédito de rating de por medio-, se erigió como opinólogo estable del Bailando, aunque cuando habla no se le entiende nada. Gracias al premeditado (y alevoso) estímulo de Tinelli -que bien sabe dónde apuntar-, hasta traspasó su porte "clase B", o sea, la valla de la tribuna. El jueves último, el mulatón peló lomo, bailó stripdance al lado de Maxi D’iorio -más allá de su pupo salido, se contoneó eróticamente y niveló "dotes"- y se despidió de la periferia (no sería extraño que hasta termine bailando en el concurso). Y como quien no quiere la cosa, ya tiene su club de fans oficial en Facebook y anima eventos (cobra hasta 6 mil pesos por aparición), con oportuno representante y todo.

Quedó claro que la tenaz colonización de especímenes, además de promover jugosos contratos personales -y expectativas irreales-, suma adeptos en cuantiosas proporciones. El programa de Anabela Ascar es un claro ejemplo. Se incuban en los medios o en las redes sociales y avanzan como epidemia. ¿Habrá algún antídoto? No se sabe, quizás el universo freak sea tan irremediable como el delirio de sus habitantes -y necesario para sus gobernantes-.