Empezó tímidamente a circular por pubs y restaurantes locales el año pasado; y su talento volvió a subirla a las tablas esta temporada. De perfil bajo, fue el "boca en boca" el que se encargó de estos bises y -show va, show viene- ya comenzó a instalarse como una revelación del verano 2015. Se llama Paola Medard, es sanjuanina, tiene 20 años, hace tres se fue a Buenos Aires para perfeccionarse en canto, baile y actuación; y de vacaciones en su tierra no pudo resistir las invitaciones. Menuda, de piel morena, expresivos ojazos marrones, hablar suave y sonrisa fácil; no son muchos lo que adivinan en qué se transformará esta joven cantante y bailarina cuando la música comienza a sonar. Su figura se agranda, su tremenda voz enmudece a la platea y su ángel seduce hasta a las piedras. Cualquiera que la haya escuchado cantar Someone like you, de Adele; Llegaremos a tiempo, de Rosana; y Nothing’s real but love, de Rebecca Ferguson sabrán de lo que es capaz esta mujercita, que también tiene un don natural para el Gospel, género que lleva en el alma. "Me movilizan sus mensajes, la fuerza de las letras. Yo soy un instrumento para transmitir eso, me importa llegar a las personas", se explaya la cantante que sin titubear dice "siempre quise hacer esto".

Desde los cuatro años ya bailaba clásico y jazz; y en la adolescencia comenzó a cantar. "Sacaba las canciones de oído, por internet, por fonética, hasta que comencé a estudiar", comentó Paola a DIARIO DE CUYO, ante la mirada generosa de su mamá, la abogada Fabiana Anzorena, quien da fe de los muebles corridos en casa para bailar, del día entero que se pasa cantando a viva voz, y de los tres hermanos varones que suplicaban "basta Paola", hasta que un día la vieron actuar…

Beyonce -su estrella favorita- Christina Aguilera, Whitney Houston son otras ídolas de esta prometedora artista, que también gusta escuchar a Pappo, Selena y Juan Luis Guerra; y cuya aptitud parece remontarse a su abuela paterna -madre del médico Pablo Medard-, una haitiana que cantaba en las iglesias y a quien la gente se paraba a escuchar, según cuenta.

Egresada del colegio Pérez Hernández, Paola comenzó Psicología en San Juan, pero sabía que no era lo suyo. Fue entonces que -animada por su entorno- postuló para una beca en la escuela de Julio Bocca y Ricky Pashkus, y para su asombro, luego de seis horas de prueba, quedó primera de entre 300 aspirantes. Culminada esa etapa decidió quedarse. Estuvo un año en el Ballet Afro-Contemporáneo, dos en el coro gospel Afro Sound Choir -al que entró pruebas mediante y que fue "una verdadera escuela"- y luego de un año también quedó semifinalista en el certamen Full Party Voices. Ahora, a punto de comenzar el segundo nivel de la Licenciatura en composición coreográfica de la UNA (Universidad Nacional del Arte, donde toma clases de baile, canto y teatro) y por entrar al Conservatorio de Música Astor Piazzolla (quiere aprender guitarra, para componer sus propias canciones), asegura que "todo ha sido aprendizaje".

"Mi sueño es subirme a un escenario con un show propio y con todo lo que me gustaría hacer, bailar, cantar… un show temático", sueña con los pies en la tierra esta damita, que aclara que su objetivo no es la fama, sino una carrera sólida y seria. "Por eso sigo estudiando", subraya la muchacha, para quien el escenario significa sólo una cosa: felicidad.