El concierto de mañana en el Auditorio Juan Victoria tendrá características especiales, y por partida doble. Por un lado, la batuta estará a cargo del Maestro Pedro Calderón, y bajo sus órdenes musicales ejecutará su violín Haydée Francia, concertino de la Filarmónica del Teatro Colón y esposa del director, con quien -algo nada frecuente- compartirá escenario en la provincia. En su caracter de solista, la artista interpretará dos obras de Mozart, la Obertura de El rapto en el Serrallo y el Concierto para Violín y Orquesta Nro5. Estas piezas integrarán la primera parte del recital a cargo de la Sinfónica de la UNSJ, que luego echará a rodar una de las creaciones legendarias del repertorio musical, que hace más de una década no suena en esta sala. Se trata de la Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz, a cargo de una orquesta completa, incluidos algunos refuerzos que se convocaron para tal fin, como violines, violas y clarinetes.

Compleja y demandante, tal como señalan los entendidos, esta Sinfonía -que está subtitulada "Episodio de la vida de un artista"- se terminó de componer en 1830 y parte de su caracter especial tiene que ver con que fue una de las primeras que incorporan un tema literario, una historia; y en este caso de un amor no correspondido. El autor se inspiró en la actriz irlandesa Harriett Constance Smithson cuando la vió por primera vez en 1827, actuando en una obra de Shakespeare, que se realizaba en París. A partir de ese momento empezó su obsesión por la mujer y con esto el origen de la sinfonía Fantástica, principal antecesora de la música programática (los espectadores reciben un folleto con el argumento para conocerlo previo al concierto). Cuenta la anécdota que a sus 23 años, Berlioz le enviaba cartas que a la mujer le parecían tan apasionadas que lo rechazó, aunque finalmente se conocieron en 1832; pero no se supo mucho más de ese encuentro.

En total, la pieza incluye cinco movimientos de carácter descriptivo a través de la técnica de la idea fija, es decir, un tema musical obsesivo que atraviesa toda la obra. El compositor francés -ex estudiante de Medicina, tal fue la imposición paterna que luego desoyó para convertirse en una figura destacada del romanticismo- detalla en su partitura esta evolución desde la obsesión de un artista aturdido por el opio (Sueños y Pasiones) hasta el Sueño de una noche de aquelarre, pasando por el baile, una escena en el campo y la marcha al cadalso.

La cita es el viernes a las 21.30 en el Auditorio Juan Victoria y las entradas cuestan $5 (estudiantes y jubilados) y $8 (general).