Dejar fluir la mente y el cuerpo dejándose llevar por la música y el movimiento, la consigna del ciclo Música inmersiva que proponen Mercedes Claudeville y Lorenzo Gómez Oviedo, buscando explorar la relación entre danza y música. No es un concierto, aclaran, es más bien una experiencia sensorial, porque invita también a que los asistentes participen.
El primer encuentro será este domingo 15 (en Studio Uno, Santiago del Estero 135 sur, a las 21, $100) y se repetirá una vez al mes, por lo menos hasta mediados de año.
"En el ciclo se propone en cada encuentro un set en vivo de algún músico o música que tocará música ambiental, en una sala en penumbras y se habilita el espacio para el posible movimiento de los auditores, para los que asistan" describió Gómez Oviedo, músico y compositor, artista que viene de la experimentación con proyectos como Cine a ciegas y Festival Caja Negra, y que en el debut del ciclo será el encargado de aportar su creación a través de sonidos logrados con instrumentos virtuales y sintetizadores. "El ambient es un género musical de hace unos 50 años, que se basa en un colchón armónico y melodías con ritmos muy precisos. Se propone una inmersión en el sonido más que una atención en el discurso de la música. Este género está muy vinculado a la meditación, así que también este ciclo deja la puerta abierta para quien quiera practicarla", adelantó Gómez.
El otro pilar del proyecto es el movimiento. "Una estrategia para amplificar estas relaciones entre el sonido y el movimiento, quizás podemos decir la relación entre la música y la danza, es la soledad. Soledades en convivencia; un espacio íntimo donde desplegarte sola, solo en un contexto uterino, un micromundo personal en convivencia con otros micromundos personales" describe Claudeville, quien consideró que la "penumbra será una estrategia para que todas las personas con o sin experiencia en los asuntos de la danza, puedan entrar al viaje que proponemos". Mercedes participó como bailarina en Cine a ciegas y Lorenzo le propuso hacer este ciclo juntos. "Él visualizó el estar tocando ahí en el estudio y que las personas puedan flashear con el movimiento, escuchar de otra manera, poner el cuerpo como en otras circunstancias. Me dijo que no sea un concierto, pero tampoco una jam de danza, que no haya necesidad de saber del lenguaje de la danza para participar de esta experiencia. Que todos puedan hacer la propia sobre el movimiento, la danza y eso que suena, sin ser bailarines necesariamente. Por eso hablamos de una tierrita en el medio, como un paisaje gris entre una jam de movimiento y un concierto" explicó la bailarina, quien profundizó el concepto de lo que buscan en estas primeras sesiones del ciclo: "Sensibilizar algunos asuntos sobre el cuerpo en movimiento, la escucha, hacer la experiencia propia en penumbras, un montón de solos en convivencia, acopiar información, saber de las pistas que emergen y quizás que el ciclo vaya tomando forma o lo vayamos conformando entre los que participemos".
De este modo, el "trip" -como lo llama Mercedes- comienza este domingo, en esa zona gris donde cada uno descubrirá de qué manera le impacta el combo que proponen ambos artistas que transitan el camino de la experimentación.
CREDITOS MARCOS URISA