Que Corazón es la cueca más famosa de Saúl Quiroga, no es novedad. Tampoco que Mercedes Sosa fue una de las voces más reconocidas que la grabó, y cuya interpretación le significó una gran repercusión al poeta vallisto, poco amigo de andar promocionándose. Y esa conjunción, que se concretó en 1974, vuelve a la luz, aunque ya sin sus dos protagonistas. Lanzado a las bateas el mes pasado, hoy se presentará en Buenos Aires "Censurada: Y seguí cantando", un nuevo disco póstumo de "La Negra", con canciones censuradas durante la dictadura y otras que -por esas cosas del mercado- quedaron registradas en algún sencillo (disco con dos temas) o en un EP (con cuatro temas), pero nunca llegaron a formar parte de un larga duración (el viejo long play). Entre estas últimas figura Corazón, que fue el lado B del single "Canción de lejos" (de César Isella-Armando Tejada Gómez, que estaba en el A); y que seguramente cobrará resignificación a raíz de esta publicación; y también del reciente fallecimiento de Quiroga, la semana pasada. ¿Pero cómo fue que la cueca Don Saúl llegó a manos de Mercedes? Como es de imaginar, la historia se remonta muchos años atrás, y es la hija del autor la encargada de refrescarla.
"Papá contaba que se conocieron en Cosquín, a mediados de los "60. Papá cantaba en el Festival y Mercedes había llegado siendo prácticamente desconocida en ese escenario, al que subió ese año de la mano de Jorge Cafrune", recrea Natalia la historia que escuchaba de boca del vallisto, sobre aquella noche de 1965, cuando la tucumana arribó al mayor encuentro telúrico del país junto a su entonces marido, Manuel Matus, y "en la mayor de las pobrezas y el mayor de los silencios", como le contaría ella misma a Rony Vargas alguna vez. Por iniciativa de Cafrune debutó en el Atahualpa Yupanqui, fuera de programación, y ahí se disparó el fenómeno.
"Era muy cariñosa, recordaba siempre papá, muy de abrazar. Y le decía Saulito. Compartieron mucho esas peñas, el under, y fue entonces, luego de escucharla, que ella le pidió a mi papá la letra de Corazón. Tengo entendido que no se la dio en ese momento… mi papá era así, no difundía su música", agrega la pintora, quien destacó que si bien Quiroga y Sosa no cultivaron esa relación, él guardó gratos recuerdos de ella, y se sintió halagado cuando grabó su cueca.
"Seguramente, en la época de la mami en Mendoza, se vinculó con muchos artistas de la región; y de cajón que le iba a gustar Corazón, porque además de que es maravilloso, es un ritmo muy cuyano, que despierta la sangre", comentó a DIARIO DE CUYO Fabián Matus, hijo de la artista, quien si bien no tiene demasiados datos de ese encuentro -cumbre especialmente para los sanjuaninos- evaluó que "normalmente las canciones que pegan son esas canciones simples, porque son las que luego la gente puede transmitir de boca en boca".
Una cueca con historia
Tal como señaló Natalia, la destinataria de Corazón tiene nombre y apellido. Saúl se la dedicó a su primera esposa y madre de sus tres únicos hijos, Rosa "Keky" Moncunill. Una vez ambos tuvieron un desencuentro y Keky dejó momentáneamente la casona de Usno (en Valle Fértil, donde vivían) y se vino a la casa materna, donde aún vive, en el Barrio Juan XXIII. Un par de días después, Saúl se le apareció con una serenata para reconciliarse, estrenando Corazón. Y funcionó.
"Es una historia que todos conocen en la familia. Cuando el sabandija le cayó con eso, mamá cuenta que se le cayeron las medias. ¡Imaginate, cómo no lo voy a perdonar!, dice", relata su hija, quien destacó que -más allá de la posterior separación de sus padres- Saúl siempre mantuvo un lugar "de veneración" para ella.

